En un escenario donde la tecnología y la globalización marcan las nuevas reglas del empleo, el dominio del idioma inglés se presenta como una competencia decisiva para acceder a las áreas laborales mejor remuneradas y más dinámicas del país.
El mercado laboral mexicano proyecta una creciente demanda por perfiles en Inteligencia Artificial (IA), ciberseguridad, análisis de datos, computación en la nube y manufactura avanzada. El sector de IA ha crecido casi un 965 % entre 2018 y 2025 en México, generando miles de empleos y atrayendo inversiones significativas en tecnología según información de Data México. Por su parte, los especialistas en ciberseguridad también son críticos: México concentró más de la mitad de los intentos de ciberataques en América Latina, lo que ha agudizado la escasez de talento en este campo.
Estas áreas técnicas requieren no solo habilidades digitales avanzadas, sino también una sólida competencia comunicativa en inglés, ya que este idioma continúa siendo el estándar global en ciencia, tecnología, negocios y educación superior. La mayoría de los manuales técnicos, plataformas digitales, certificaciones profesionales y entornos colaborativos en industrias como Inteligencia Artificial, ciberseguridad o análisis de datos están disponibles predominantemente en inglés. De hecho, muchos empleadores internacionales o empresas instaladas en México como parte de la ola de nearshoring exigen el dominio del idioma como un requisito mínimo para contratar personal, incluso para puestos operativos.
Sin embargo, México enfrenta un rezago importante en este terreno. El Índice de Competencia en Inglés 2024 (EF EPI) otorgó al país un puntaje de 477, por debajo del promedio global (502) y muy lejos de economías emergentes con las que México compite directamente por inversión extranjera, como Filipinas (588), Polonia (598) o Hungría (604). Esta limitación no solo resta competitividad al talento local, sino que también reduce las oportunidades de inserción laboral en los sectores de más alto crecimiento.
La brecha se acentúa cuando se analiza el dominio del inglés a nivel regional. Estados como Nuevo León (530 puntos) y Jalisco (529), con ecosistemas industriales y tecnológicos más desarrollados, muestran mejores niveles de competencia, facilitando la atracción de inversiones y el desarrollo de talento especializado. Por el contrario, entidades como Coahuila (370) y el Estado de México (414), a pesar de tener un fuerte potencial productivo, enfrentan un déficit considerable que puede frenar su competitividad. Esta disparidad pone de manifiesto una realidad estructural: el acceso desigual a la enseñanza de idiomas en el país sigue siendo una barrera importante para el desarrollo económico y profesional, tanto a nivel individual como colectivo.
Hacer de esta brecha una prioridad no es solo una cuestión educativa, sino estratégica. Profesionales bilingües tienden a acceder a posiciones ejecutivas, mesas directivas, roles de exportación o liderazgo digital con ingresos mayores al promedio nacional. Igualmente, dominar dos o más idiomas multiplica las oportunidades de colaboraciones internacionales, becas, movilidad laboral y desarrollo personal.
“Dominar el inglés tiene impacto directo en la empleabilidad y los ingresos de los profesionistas. Esta habilidad también amplía las posibilidades de que tanto los individuos como los equipos colaboren en proyectos globales, se adapten rápidamente a tecnologías innovadoras y a tendencias del mercado”, añade Juan Manuel Santillán, vocero de Berlitz.
Convertir el aprendizaje del inglés en parte integral del desarrollo profesional y organizacional se perfila como una estrategia clave para cerrar brechas y participar con ventaja en los sectores estratégicos que marcarán el futuro del empleo en el país.