Por: Mtro. Leobardo Martín Vázquez González, académico de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG)
En el mundo cristiano, la festividad de Navidad es la conmemoración del nacimiento de Jesucristo; la palabra Navidad, como tal, procede del latín nativĭtas, que significa “nacimiento”, y desde la perspectiva cristiana, el significado de la Navidad responde a la manifestación de ciertos valores que durante estas fechas cobran un significado especial.
Valores como el amor, la paz, la alegría, el afecto, la generosidad, la unidad, la reconciliación, la gratitud, la esperanza, entre otros muchos, son más propios de la época de Navidad y se encuentran representados en las creencias religiosas del cristianismo.
Sin embargo, por lo general, en esta temporada se suele presentar el aumento del consumo, en especial para la compra de alimentos para celebrar las cenas familiares, y de regalos, para colocar bajo el árbol e intercambiar.
Más gastos
De hecho, en tiempos actuales, Navidad y Año Nuevo suele ser la época de mayores desembolsos y habrá que tener disciplina financiera para evitar gastar el dinero que no se tiene, lo que podría perturbar las finanzas personales en los siguientes meses; por lo cual, es importante hacer un presupuesto de los ingresos y gastos para así evaluar las posibilidades reales en lo que se puede gastar.
También es una temporada en que se suelen presentar, en algunas personas, vacíos emocionales que los puede llevar a realizar compras irracionales, buscando infructuosamente el desasosiego emocional, ya sea en los regalos innecesarios, o bien, realizando el viaje de fin de año fuera de las posibilidades económicas.
Haz un presupuesto
Partiendo de estimar los ingresos y gastos, sugerimos elaborar un presupuesto basado en las siguientes recomendaciones:
- Calcular los ingresos habituales y los extraordinarios, como aguinaldo y fondo de ahorro.
- Realizar el cálculo de lo que se puede gastar en esta época sin dañar las finanzas personales.
- Evitar contraer deudas para cubrir los gastos de la época.
- Evitar realizar pagos a meses sin intereses de los artículos de consumo de esta época.
- De la suma de los ingresos previstos, destinar al menos un 10% para el ahorro y que este se convierta en inversión.
Al final, lo mejor de esta época tiene que ver con nuestra propia reflexión espiritual, que trasciende en el tiempo, en lugar de consumir artículos superficiales que no prevalecerán por mucho tiempo.