Ayer, un guardia de seguridad que solo cumplía con su deber, fue golpeado salvajemente por un joven al que no le funcionó su app para ingresar al fraccionamiento Lomas de Angelópolis I y se negó a identificarse para que el vigilante pudiera levantar la pluma del acceso.
En la madrugada del 9 de septiembre, un grupo de siete individuos golpeó de manera artera e inmisericorde a un joven a la salida de un antro, en la Isla Angelópolis, únicamente por defender a una amiga a quien los montoneros habían hecho comentarios discriminatorios.
El común denominador entre estas dos agresiones, además de la edad de los agresores, jóvenes todos ellos, y la naturaleza salvaje con la que actuaron en contra de sus víctimas, es que, al menos tres de ellos –uno de preparatoria– son estudiantes de la Universidad Anáhuac Puebla, institución que se precia de formar “líderes de acción positiva”.
En ambos casos, las víctimas de las agresiones de los alumnos de la Universidad Anáhuac Puebla sufrieron lesiones de consideración. El guardia de Lomas de Angelópolis sufrió fractura de nariz, lesión por la que tuvo que ser hospitalizado.
Neto Calderón, después de ser agredido de manera cobarde por siete juniors cerca de la Estrella de Puebla, dos de ellos matriculados en la Anáhuac, se debatió durante algunos días entre la vida y la muerte debido a la gravedad de sus lesiones, e incluso estuvo a punto de perder un ojo.
La universidad que forma “líderes de acción positiva”
La Universidad Anáhuac Puebla, alma máter de los juniors agresores que se presenta como una institución formadora de “líderes de acción positiva”, en ambos casos, después de las agresiones suspendió de manera temporal a sus violentos estudiantes.
En el caso de la agresión en contra del joven Ernesto Calderón en la Isla Angelópolis y por la gravedad de las lesiones que sufrió, la institución de educación superior de carácter privado terminó por expulsar definitivamente a los hermanos Luis Romero y Francisco Romero.
En torno a estos casos, el rector de la Anáhuac, José Mata Temoltzin, solo hizo una declaración acerca del primero, el de la Estrella de Puebla, a periodistas que lo encontraron en el festejo del Grito de Independencia, la noche del pasado 15 de septiembre.
El dirigente de la Universidad Anáhuac Puebla, en aquella ocasión, únicamente confirmó a los representantes de los medios de comunicación la expulsión definitiva de los hermanos golpeadores, pero en ningún momento ofreció una declaración personal; tampoco sobre la más reciente agresión.
En lo que respecta a la universidad de los Legionarios de Cristo, como institución, en sus comunicados siempre se ha referido a “proteger a la comunidad universitaria”, a suspender los derechos de los alumnos involucrados en actos de violencia y, en el caso de los hermanos Romero, “La restricción de ingresar al campus”.
Aviso importante
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Lo anterior denota el nulo interés de proteger a la sociedad en su conjunto y el interés de mantener, únicamente, una imagen de institución segura para las familias que pagan altas sumas de dinero para que sus hijos estudien en esta universidad formadora de “líderes de acción positiva”, la cual, hasta ahora, no ha hecho referencia a acciones contundentes en el seno de sus instalaciones o un programa integral para evitar que sus estudiantes sean protagonistas de este tipo de hechos.
Si bien la educación en el seno familiar es importante, incluso determinante, en la manera en que cada individuo resuelve sus conflictos y se relaciona con sus semejantes, las recientes agresiones de los estudiantes de la Anáhuac ponen en tela de juicio la metodología, programas o filosofía con que esta institución dice formar “líderes”.