Ayer se inauguró la exposición “Una Holandesa enamorada de México” de Nancy van Overveldt en la Galería de Arte del Complejo Cultural Universitario (CCU).
La Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) invita a todos los poblanos a visitar la exhibición que estará disponible a partir del 16 de febrero al 14 de mayo en la Galería del CCU; la entrada es gratuita.
Nancy van Overveldt nació en La Haya, Holanda, en 1930, los acontecimientos a consecuencia de la guerra ocurrida durante su adolescencia marcaron su postura frente a la vida.
La autora participó activamente en los movimientos artísticos juveniles de Holanda y a los 13 años ganó el Premio Juvenil de Dibujo, lo cual le abrió las puertas para ingresar a la Real Academia de Arte de La Haya de 1946 a 1949.
En 1950 fue aceptada en la Academia Andree Lhote en París, Francia, introduciéndose en las nuevas tendencias de la pintura y al movimiento CoBrA.
Como artista consolidada llega a México en 1952 y se relaciona con destacados creadores, estableciendo amistad con varios artistas mexicanos y trabaja como asistente de Mathías Goeritz, quien la introduce al mundo de Diego Rivera y Frida Kahlo, Remedios Varo, Leonora Carrington, Angela Gurría, Rufino Tamayo y Adolfo Siqueiros, entre otros.
Con gran agradecimiento al ambiente mexicano, descubre un universo mágico de gran colorido que influye de manera determinante en su nueva producción, se fascina con la gente, las fiestas y tradiciones, los paisajes y la música.
Gracias a sus aportes al arte nacional, expone en 1966 en el Palacio de Bellas Artes una muestra individual de óleos sobre tela realizados durante diez años de producción. En 1975 ingresó como miembro del Salón de la Plástica Mexicana. Falleció en Holanda en 2015 dejando una basta producción.
La muestra ofrece un recorrido a través de más de 60 obras realizadas de 1943 a 2009. Durante siete décadas de evolución artística desarrolló temas y tratamientos relacionados con la constante transformación, la dinámica, el espacio tiempo y movimiento, el ser humano inmerso en esta vorágine. Se retrata en un mundo mágico de color y movimiento, surcando en su bicicleta en este laberinto. Fue una amante de la naturaleza y de los pueblos indígenas de México.
Esta exposición representa un merecido reconocimiento a una de las creadoras que participó para enriquecer la propuesta visual del arte mexicano y propició el vínculo entre ambas culturas.