Las cátedras Ignacio Ellacuría, S.J. y Eusebio Francisco Kino, S.J. de la Universidad Iberoamericana Puebla organizaron el conversatorio Jornada Romero: martirio y testimonio en América Latina, esto con motivo de la beatificación de Monseñor Romero la cual tuvo lugar el pasado 23 de mayo en El Salvador. El principal objetivo de la jornada consistió en dimensionar sobre la importancia que tiene para los pueblos de América la santificación de Oscar Arnulfo Romero, y quien fuera arzobispo de San Salvador de 1977 a 1980, año en el que fue asesinado.
Este conversatorio moderado por el Mtro. Juan Luis Hernández Avendaño, director del Departamento de Ciencias Sociales de la IBERO Puebla, fue organizado con la intención de destacar la relevancia que tiene la exaltación de Monseñor Romero quien en su momento sus decisiones no gustaron ni a una parte de la Iglesia en El Salvador ni al Vaticano. “El hecho de que un Papa como el que tenemos haya decidido beatificarlo nos hacer repensar qué significados tiene para la sociedad y para la Iglesia en América Latina este evento.”
El primero en tomar la palabra fue Rafael Moreno Villa, S.J., director del Servicio Jesuita con Migrantes de América Latina y Caribe, comentó que este acto representa una reivindicación de la Iglesia que estuvo al lado de los pobres. El P. Moreno Villa recordó que Mons. Romero se convirtió en la voz de los sin voz, en el defensor de las débiles, en el promotor de los derechos humanos de los necesitados y que hoy la iglesia está llamada a seguir haciendo lo mismo.
De igual forma, Moreno Villa afirmó que el perfil de Monseñor Romero se puede definir como un obispo mártir, un pastor que siguió los principios del corazón de Cristo, un evangelizador y un Padre pobre, bajo esta premisa él siempre pregonó que no quería que le rezaran sino que se comprometieran con las causas justas. “Él revindicó la convicción de obispos, sacerdotes y cristianos comprometidos con el pueblo.”
Por su parte, Marilú Rojas Salazar, teóloga por la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) y religiosa misionera de Santa Teresa de Lisieux, comenzó su ponencia preguntando ¿Qué Iglesia, país o episcopado queremos? Y retomando las palabras de Romero apuntó que en una ponencia en Europa el sacerdote afirmó que en aquel continente se ejercía una teología teórica, cuando la sociedad siempre ha necesitado una teología práctica.
Sobre este tema, la investigadora destacó que en contextos sociales y políticos como los que vive El Salvador o México el permanecer cercano al pueblo es lo que hace que se ejerza la praxis. “Monseñor Romero desde su experiencia cambió el modelo del episcopado y del cristianismo, pues decía que más que encender velas y rezarle a estampitas lo que se necesita es un verdadero compromiso social”, concluyó.
Asimismo, Socoro Martínez Maqueo, quien se desempeña como Articuladora Continental de las Comunidades Eclesiales de Base habló sobre la influencia de Romero en la Iglesia de base de América Latina, en donde se construyó una iglesia desde los pobres. “Cuando los pobres van leyendo la realidad se encuentran con la liberación de Dios, y a partir de ese momento busca y trabaja para modificar la realidad.”
Finalmente, la misionera enfatizó que es gracias a la inspiración de Monseñor Romero que los pueblos asumen la teología de la liberación en pequeñas dosis. Para unos, pareciera que las comunidades hicieran cosas insignificantes, en lugares lejanos, pero eso es lo que hace grandes transformaciones, afirmó la religiosa. “De ahí que el recién beatificado cura salvadoreño decía: Que bien responden los pueblos cuando se les sabe amar.”