Sin hacer un buen partido, los Tigres alargaron su buena racha del torneo al vencer a un Puebla que tuvo mejor desarrollo de juego pero no supo reflejarlo con actitud ofensiva y los felinos encontraron en Damián Álvarez el arma letal que hizo polvo la banda derecha con su velocidad y contundencia. Con todo que hubo un vencedor, el adeudo en Puebla no es nada más salarial, también de espectáculo.
El mejor Puebla de los últimos partidos salió a vestir el campo con un juego amplio, de recorridos con sentido, combinaciones exactas y una marca escalonada que maniató a unos Tigres que, apenas una semana atrás, golearon al líder Cruz Azul, prometiendo un repunte en su juego. Esa inercia apareció en el alba del partido con una incursión que derivó en reclamos por un posible penal no marcado.
Sin llegar a ser totalmente incisivos, los Tigres mostraron más actitud en ofensiva. Ferretti metió a Damián Álvarez y el “Enano” le dio resultados. A diez minutos del final y tras dos intentos de desborde frenados, Álvarez dejó sembrado a Óscar Rojas, se enfiló como acostumbra por el costado y definió cruzado ante la salida de Villalpando.
Sobre el final Tigres tuvo para ampliar la ventaja con un disparo de Herrera al poste, además de un tiro libre de Juninho que Villalpando desvió a dos manos. La Franja casi canta el empate en una jugada de rebotes que acabó lejos de la puerta de García. Los problemas siguen en Puebla, mientras los universitarios comienzan a pensar en la Liguilla.




