El Liverpool se tomó la revancha de la derrota del pasado sábado en la final de la Copa de Inglaterra ante el Chelsea, al golear por 4-1 a un conjunto londinense plagado de suplentes que siempre estuvo a merced de los de Kenny Dalglish.
Sin Cech, Cole, Lampard, Mata o Drogba sobre el terreno de juego, el equipo del italiano Roberto Di Matteo apenas pudo oponer resistencia a un Liverpool en el que, hoy sí, Dalglish alineó juntos de inicio en la punta de ataque a Andy Carroll y el uruguayo Luis Suárez. Dos jugadores determinantes en el triunfo local.
El charrúa fue el protagonista absoluto del primer gol del Liverpool, con una espectacular jugada por la banda derecha que acabó con un gol en propia meta del ghanés Michael Essien.
El espigado delantero inglés fue decisivo en el tercer tanto “red”, obra del central danés Daniel Agger, además de provocar el penalti, fallado por Stewart Downing, que pudo haber supuesto el 4-0 para los de Anfield antes de llegar al descanso.
Un cuarto tanto que llegó en la segunda mitad por medio del centrocampista Jonjo Shelvey, que estableció a los 61 minutos el definitivo 4-1 que dejó en una mera anécdota el gol anotado para el Chelsea por el brasileño Ramires a los cinco minutos de la reanudación.