¿Ya armaron plan para agosto? Porque si no van a Zacatlán, se van a arrepentir.
A unas dos horas de la ciudad de Puebla por carretera, Zacatlán de las Manzanas —sí, ese Pueblo Mágico de clima fresco y calles con neblina— se prepara para celebrar del 9 al 17 de agosto su edición número 83 de la Feria de la Manzana. Una fiesta que, más allá del folclor típico, guarda identidad, historia, producción local y una oportunidad inigualable de reconectar con el territorio y sus sabores.
Y es que Zacatlán no solo celebra manzanas. Celebra lo que se cosecha, lo que se transforma y lo que se comparte.
La feria es un despliegue vibrante de cultura: conciertos gratuitos, desfiles, carros alegóricos, la tradicional coronación de la reina, exposiciones, huertos que se abren al público y, por supuesto, esa sidra poblana que nunca falta para brindar. Porque en Zacatlán, la manzana no es solo fruta: es símbolo, economía y orgullo.
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Más allá de la feria
Zacatlán no se agota en su feria. Es, por méritos propios, uno de los 3 Pueblos Mágicos más visitados de Puebla. Y razones no le faltan.
El Mirador de Cristal, con su vista directa a la Barranca de los Jilgueros, regala uno de esos panoramas que hacen que el silencio valga más que la cámara del celular. Muy cerca, la Cascada de Tulimán espera con su brisa fresca y senderos de bosque espeso.
En temporada, los campos de berries abren sus puertas. Entre junio y agosto, los visitantes pueden cosechar arándanos, zarzamoras y frambuesas en experiencias turísticas que conectan con el campo de manera directa. Una propuesta que, además de deliciosa, es educativa.
Para quienes prefieren el pulso rápido de la adrenalina, la Zip Line Zacatlán ofrece tirolesas de más de 1,400 metros, suspendidas sobre la barranca, con velocidades de hasta 100 km/h. Es turismo de aventura con vistas que cortan el aliento.
Y si de tradiciones hablamos, la Ruta del Pulque recorre haciendas, bosques y tinacales donde el maguey se honra con respeto. Los visitantes pueden degustar, aprender y compartir uno de los fermentos más antiguos de México, acompañado de gastronomía local como mixiotes, tamales de manzana y tlacoyos doraditos.
Zacatlán: entre pan, cafecito y buena charla
Zacatlán se disfruta a paso lento. Con su Reloj Floral, el Museo del Reloj, sus murales, su pan de queso y ese clima que pide suéter y cafecito, es un destino para quedarse al menos un par de días.
Y como dice el dicho local: si no te gusta la sidra, ve por la vista, la fiesta… o por el pan.
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