La seguridad pública es un tema crítico en Puebla, y la designación de Fernando Rosales Solís como secretario de Seguridad en la capital es un paso significativo en la estructuración del gabinete de José Chedraui Budib, quien deberá de atender las demandas de la ciudadanía en este rubro.
Este nombramiento, que cuenta con el respaldo de figuras clave como Alejandro Armenta Mier y Omar García Harfuch, sugiere una coordinación entre los niveles de gobierno para fortalecer la estrategia de seguridad, y aunque la capital ha sido “palomeada” por el secretario federal, la situación en el estado aún parece estar en proceso de definición.
La anticipación de nombres para puestos clave es común en períodos de transición, pero las confirmaciones oficiales pueden tardar en llegar, especialmente cuando hay diferencias en los tiempos de asunción de funciones, como es el caso de Pepe Chedraui en octubre y Alejandro Armenta en diciembre.
Sin embargo, ¿Usted cree que, a estas alturas, no está definido quién será el próximo secretario de Seguridad Pública estatal? Y que, ¿Si ya la capital poblana tiene el visto bueno de García Harfuch, no exista ya un nombre en el escritorio de Alejandro Armenta? Ambas son preguntas razonables.
Sin duda, la seguridad es un rompecabezas complejo que requiere de todas sus piezas para funcionar eficazmente, y aunque el “paso 1” está en su lugar con la capital, el “paso 2” para el estado es igualmente crucial y esperado ante la problemática que envuelve al estado: el huachicol, el robo de gas, la inseguridad en la México-Puebla, la presencia de grupos criminales y un largo etcétera que de a poco generan incertidumbre, intranquilidad y desestabilidad a los poblanos.
Lo cierto es que la percepción de inseguridad en Puebla ha aumentado en los últimos cinco años, superando, en este indicador a lugares como Ecatepec o Uruapan. Los feminicidios, asesinatos, robos y asaltos en transporte público son parte del panorama… por ejemplo, de acuerdo con la Secretaría de la Defensa Nacional, el robo a transportistas es el de mayor incidencia en Puebla y se ubica como segundo lugar a nivel nacional, en el estado el segundo delito con mayor incidencia es el robo a vehículos, sexto lugar federal, mientras que la trata de personas es el tercero con mayor incidencia en la entidad y ocupando esta problemática el octavo lugar en el país.
Los números en este rubro podrían seguir, y no se trata de generar un ambiente de preocupación, sino de marcar una realidad que necesita ser atendida de manera inmediata, porque lejos de las especulaciones, las ganas de la exclusiva y adelantar nombres de varios periodistas, lo que las personas desean es no salir con miedo a las calles.
La seguridad entonces y quien la encabezará importa, y mucho, y hay mil cuestiones que influyen en la designación; desde los acuerdos, hasta cosas tan oscuras y conspiraciones que salen de los periodísticamente investigable. Seguro ya hay un nombre, ojalá que sea lo mejor para las y los poblanos.
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