La lectura realizada de un editorial del fin de semana nos permite visualizar las consecuencias que pudieran ir teniendo las órdenes ejecutivas firmadas por el presidente Trump, así como los tantos otros anuncios que diariamente difunde sobre las fechas en que iniciará más acciones que no solo tocan a México y a Canadá, sino al mundo entero.
Esta editorial menciona que “la Unión Europea se encuentra en una posición de vulnerabilidad porque se ha construido sobre la base del derecho y no del poder militar o la coerción económica”, Trump –dice el editorial– “ha vulnerado la predecibilidad y la estabilidad política que sostienen los acuerdos internacionales frente a una nueva realidad: Un nuevo orden mundial impulsado por EU” (El País, 16/02/2025).
Inquietante tanto como cuando en los años 1980 hace presencia en el mundo el neoliberalismo.
En México estamos inmersos en la construcción de un nuevo sistema político encaminado también a un nuevo régimen. Hemos observado el debilitamiento o desaparición de instituciones. El Poder Judicial está en proceso de transformación –con todas las dudas de los cómo se está llevando a cabo– lo que nos lleva también a pensar que México está en una posición de vulnerabilidad ante no solo lo que ya llaman “guerra comercial” iniciada por el presidente Trump; sino también por las condiciones que le exige a México respecto de la delincuencia organizada –narcotráfico– y la migración.
En Estados Unidos, el presidente Trump sostiene sus acciones en que el voto que le dio el triunfo en su elección le otorgó la facultad de desarrollar este tipo de políticas, que evidencian además su desprecio por las estructuras de la democracia y por los derechos humanos.
Una similitud encuentro con México, aquí también se dice, diariamente, que el pueblo con su voto autorizó y le dio facultades al gobierno para desarrollar todas y cada una de las acciones que han emprendido desde el sexenio anterior, incluida la modificación de la estructura del Estado y la construcción de un nuevo régimen en nuestro país.
Por ello rescato una problemática en México que sin duda se convierte en una vulnerabilidad más ante lo que pueda venir de parte del presidente Trump: la corrupción.
Hace unos días fue publicado el Índice de Percepción de la Corrupción 2024, con muy malos resultados para nuestro país, la calificación de México es de 26 sobre un total de 100 puntos, ubicándonos en el lugar 143 entre 180 países. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) reporta que México aparece en el último lugar de la lista de corrupción entre 38 Estados del mundo. La pérdida de puntos ha venido empeorando notablemente desde el 2014. A nivel de la dinámica de los países, en el periodo 2012 y 2024, 101 países mantuvieron su nivel de índice, 32 mejoraron y 47 –incluido México– bajaron su calificación.
Estos datos obligan al gobierno a poner atención. Se hace necesario romper ese círculo vicioso que existe y se ha construido entre inseguridad-violencia-delincuencia común-delincuencia organizada-impunidad, porque todo pasa necesariamente por la corrupción.
Si la Unión Europea –consideran– se encuentra en una posición de vulnerabilidad “porque se ha construido sobre la base del derecho y no del poder militar o la coerción económica”, en nuestro país nuestro sistema legal eficaz, imparcial e independiente esencial en un Estado de derecho, lamentablemente ha reflejado un régimen legal que tiene altos niveles de impunidad, tan solo se habla del 91% en delitos denunciados contra mujeres.
De manera que la inseguridad, la delincuencia organizada y el narcotráfico que presenta el país –temas de negociación del interés del presidente Trump– justamente tienen como una de sus causas la corrupción.
El combate a la corrupción en México ha sido una bandera política desde siempre. Pero la evidencia de la brecha entre la narrativa del gobierno actual respecto a este tema y la realidad que vivimos los mexicanos y mexicanas, cada vez es mayor y los datos lo demuestran.
En el combate a la corrupción el factor más importante es el régimen legal y su aplicación “si una persona comete actos de corrupción y no hay consecuencias legales ni sociales, se crean condiciones para favorecerla”.
Están bien los discursos, pero hay que combatirla, porque la corrupción convierte a México también en vulnerable ante las acciones del presidente Trump.
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Palabra de Mujer Atlixco
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