La reciente decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos, en el caso Vásquez Perdomo v. Noem, marca un retroceso alarmante en materia de derechos civiles. Con una votación de 6 a 3, el máximo tribunal del país concedió a la administración Trump la posibilidad de reinstalar las patrullas itinerantes de ICE, dándoles luz verde para detener a personas en las calles de California basándose en su apariencia, el idioma que hablan o el tipo de trabajo que realizan.
Este fallo, que anula resoluciones previas de una corte federal en Los Ángeles y del Noveno Circuito, legitima lo que en la práctica es un sistema de perfilamiento racial. ICE y la Patrulla Fronteriza podrán nuevamente perseguir a latinos por el simple hecho de parecerlo. En otras palabras, hablar español en un parque, trabajar en un restaurante o simplemente tener rasgos indígenas o mestizos, se convierte en un “sospechoso motivo” para ser interrogado, humillado y potencialmente deportado. En pocas palabras, el delito es… la portación de cara, de genes y de cultura, un acto de discriminación y racismo por parte de las autoridades policiacas estadounidenses.
La magistrada Sonia Sotomayor lo advirtió con claridad al momento de votar en contra: “no deberíamos vivir en un país donde el gobierno pueda detener a cualquiera que luzca latino, hable español o parezca tener un empleo de bajos salarios”. Su voz es un recordatorio de que las libertades constitucionales en EU están siendo sacrificadas en nombre de una agenda racista y xenófoba.
No se trata únicamente de un debate legal. El aval de la Corte Suprema valida y amplifica el carácter racista de ICE, una agencia que en los últimos años se ha convertido en sinónimo de redadas, separación de familias y comunidades aterrorizadas. La administración Trump, por su parte, no oculta su intención de usar a los migrantes como chivo expiatorio político, construyendo poder sobre la base del miedo y la división.
Las consecuencias ya se sienten. En ciudades como Chicago, migrantes y ciudadanos con estatus legal temen asistir a celebraciones comunitarias por el riesgo de ser detenidos injustamente y las celebraciones con motivo del Día de la Independencia incluso se suspendieron.
Estamos frente a un mecanismo de control social que convierte a millones de latinos en ciudadanos de segunda clase, vulnerables al abuso del poder por el simple hecho de ser quienes son.
Al avalar las acciones de ICE e incluso justificarlas, la Corte Suprema ha decidido ponerse del lado de un gobierno que normaliza la persecución racial. Pero frente a este panorama sombrío, no podemos responder con resignación. Este es un momento para la unidad y la resistencia.
La comunidad migrante necesita más apoyo que nunca, no solo dentro de Estados Unidos, sino más allá de sus fronteras. Las familias que trabajan y contribuyen desde Puebla hasta Nueva York, desde Oaxaca hasta Chicago, deben sentir que no están solas. Fortalecer las redes de solidaridad, impulsar el acompañamiento legal y visibilizar estas injusticias es nuestra forma de responder a la arbitrariedad y al racismo institucionalizado.
Si hoy callamos, mañana el país entero despertará más débil y menos libre. Es momento de alzar la voz y defender la dignidad de quienes, con su trabajo y sacrificio, sostienen a esta nación.
Desde la Gran Manzana
En reunión con líderes de la comunidad migrante mexicana en Nueva York, el cónsul general en esta ciudad, Marcos Bucio, detalló que al asumir el cargo se entrevistó con la presidenta Claudia Sheinbaum, quien durante más de una hora le enfatizó la necesidad de apoyar y asistir a los paisanos que viven en Estados Unidos y a sus familias. La encomienda para el cónsul es muy grande, sobre todo después de los escándalos que obligaron a su predecesor, Jorge Islas, a dimitir…
Los supuestos diputados migrantes solo son migrantes cuando les conviene, que es en época electoral. Ahora, ante el asedio que viven los paisanos en Estados Unidos, el panista Raúl Torres, quien despacha desde la Ciudad de México, lo más que ha hecho es sacar un video en Instagram junto al muro fronterizo para manifestar su “solidaridad”, pero reunirse con los migrantes –a quienes debe su cargo– y conocer sus necesidades, de eso nada. Valiente “migrante”… que no sale de su oficina y sus comidas con cargo al erario…