Ayer se vivieron tres momentos distintos para tres mujeres de la vida pública y política de Puebla.
En escenarios se desarrollaron historias muy distintas.
Gaby Bonilla se lució, no solo por abarrotar el Auditorio Metropolitano, sino por rendir un Informe de Labores humano, lleno de historias presenciales y testimonios que dejan en claro que su paso por el DIF estatal marcará una profunda huella.
Lo que logró en un periodo muy corto deja en claro que, a ella y a su esposo, el gobernador Sergio Salomón Céspedes, les faltaron cuatro años más para llevar a Puebla a un mejor nivel.
Gaby Bonilla se va con el cariño de miles de personas a las que ayudó desde el DIF estatal y marcó una agenda de trabajo muy alta para los siguientes años.
Y mientras Gaby Bonilla presentaba su trabajo, otra mujer asumía la tarea más importante de su vida.
Rosa Isela Sánchez obtuvo el respaldo mayoritario del Congreso para convertirse en la presidenta de la Comisión de los Derechos Humanos del Estado.
Le toca callar bocas con trabajo y resultados al frente del organismo en la defensoría de los derechos humanos.
Por lo pronto, ya sumó a Marco Moreno como secretario técnico de la Comisión.
Rosa Isela Sánchez obtuvo el respaldo de los legisladores y, de ahora en adelante, su trabajo hablará por ella.
Y en ese mismo tiempo, Grace Palomares se ganó muchas críticas y pocos aplausos por su propuesta de proteger el bienestar de los mal llamados “perrhijos y gathijos” en un divorcio.
El tema causó burlas en redes sociales y muy poco respaldo.
Uno espera mejores cosas y propuestas serias de la diputada Palomares.
Ojalá y entienda que Puebla necesita más que eso, mucho más que su propuesta de los perrhijos y gathijos.
Pero tiene tiempo de corregir el camino.
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