Sin dinero, sin difusión y sin ojos.
Este domingo arrancaron las campañas para elegir a jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial de la Federación.
En Puebla están en juego 30 cargos. Pero lo que debería ser un ejercicio democrático, serio y con plena información, terminó convertido en una simulación electoral.
Los aspirantes no cuentan con recursos para promover su imagen. No tienen acceso a tiempos oficiales, ni apoyo logístico, ni forma real de dar a conocer sus propuestas.
Por si fuera poco, el INE determinó que ningún nivel de gobierno –federal, estatal o municipal– puede promover el voto ni difundir quiénes son los candidatos.
Es decir: hay elección, pero nadie puede hablar de ella. ¿Cómo se espera que la gente vote si no sabe a quién?, ¿cómo se elige sin conocer, sin comparar, sin evaluar?
La respuesta es simple: no se elige, se simula. Lo preocupante no es que haya tantos contendientes, sino que la mayoría pasará desapercibida.
El lado oscuro de una moda bonita
Mientras tanto, millones de personas nos subimos al tren de la Inteligencia Artificial para convertir nuestras selfies al estilo Ghibli.
El resultado: servidores colapsados y una estética viral. Pero lo que no se ve también cuesta.
Cada vez que una IA genera una imagen, consume energía y agua. Según estudios de la Universidad de California Riverside, plataformas como ChatGPT o Midjourney usan alrededor de medio litro de agua por cada 10 consultas, por el sistema de enfriamiento de sus servidores.
Este fin de semana, el consumo global asociado a la moda Ghibli habría superado los dos millones de litros de agua, el equivalente a una alberca olímpica, solo por sostener los servidores que procesaron millones de imágenes.
¿Bonito?, sí. ¿Inofensivo?, para nada. En un país con estados en crisis hídrica, la IA también tiene huella… y no es digital: es hídrica y eléctrica.
El Puebla se cae, la directiva se esconde
El Club Puebla perdió nuevamente este fin de semana. Cayó 2-0 ante FC Juárez y bajó al penúltimo lugar de la Tabla General con apenas 8 puntos en 13 jornadas.
El equipo acumula 9 derrotas, solo 2 victorias y una diferencia de goles de -17, lo que no solo lo hunde en la tabla, sino que lo coloca entre los candidatos a pagar la multa por bajo rendimiento.
Desde hace semanas circulan rumores de una posible venta del equipo a empresarios poblanos, aunque hasta ahora no hay confirmación oficial.
Lo que sí hay es molestia creciente entre la afición, no solo por los resultados deportivos, sino por la opacidad de la directiva, que ha optado por bloquear y censurar medios de comunicación críticos en lugar de dar la cara.
El estadio no se llena, el equipo no responde, y la gestión parece alejada de cualquier proyecto serio.
No hay identidad, no hay estrategia y, lo más grave: no hay señales de rescate.
En una ciudad donde el fútbol sí importa, urge una sacudida interna. Porque hoy, el Club Puebla ni gana en la cancha ni convence fuera de ella.