Dicen los que saben que el gobernador Alejandro Armenta volvió a soltar la advertencia, sin anestesia y directo al hígado: “¡se acabó la fiesta!”
Esta vez, el mensaje fue claro y con dedicatoria especial para los presidentes municipales que, más que gobernar, parecen estar manejando sus propios “consorcios de transporte”.
“No se metan en el negocio del transporte, saquen las manos, se acabó la fiesta, sabemos de algunos que promueven la proliferación de unidades irregulares”, así de claro fue el mensaje del gobernador.
No es secreto de estado que en municipios como Acatzingo, Atlixco, Cuautlancingo, Coronango, Huejotzingo, Izúcar de Matamoros, Ocoyucan, Xoxtla, Tepeaca y Xicotepec, el paisaje urbano se llena de mototaxis como si fueran parte del folclor.
El problema es que además de ser inseguros, son ilegales, pero los alcaldes… bien, gracias.
Eso sí, el gobernador prometió no dejar colgados a quienes hoy se ganan la vida en estas unidades irregulares: habrá opciones legales, formales y con sustento.
Buena intención, aunque la duda razonable persiste: ¿cómo regular un sector que ha vivido años en la informalidad con el visto bueno de las propias autoridades municipales?
Y es que este no es el primer “jalón de orejas” de Armenta a los ediles.
Ya en otras ocasiones les ha llamado la atención, pero algunos se sienten virreyes en sus territorios y actúan como si el transporte fuera parte del botín electoral… o económico.
Veremos cuántos presidentes municipales se alinean y cuántos siguen jugando a la simulación.
Y mientras tanto, dicen los que saben que la Secretaría de Movilidad y Transporte, Silvia Tanús, tiene en sus manos una papa no solo caliente, sino ardiendo.
Su tarea es titánica: ordenar, modernizar y acabar con los piratas… aunque para eso, primero tendrá que quitarle las llaves del transporte irregular a más de un alcalde “emprendedor”. ¿O no?
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