Estimadísimos lectores, les he fallado a ustedes y a mis amigos queridos dueños de los medios en los que publico. Algunos meses sin escribir, se extraña, pero toda la culpa la tuvo la salud, que estuvo ausente en casa por estos días, pero ya estoy de vuelta con casi un síncope por lo que fueron las horas eternas del 11 de noviembre, en el que se dio a conocer a los punteros de las encuestas en los nueve estados de la república en los que habrá elección a gobernador o gobernadora este 2024.
Puebla tiene un tueste particular, se sazona a fuego bajo, se mezclan sabores de chile y chocolate con la pala de madera en una olla de barro con especias, se mueve lentamente y todo esto es para que el mole, el más rico (con el perdón de los oaxaqueños) del país, quede perfectamente servido tan delicioso manjar a los comensales. El mole, como la política, no es para todos, a algunos les gusta sin dulzor, acompañado de tamal de frijol (eso sí, el frijol y la tamalera tienen que ser oriundos de Cholula, si no, no vale). O el mole de caderas, tan cuidado, obsesivamente estructurado para su ejecución, incluso desde los chivos seleccionados con un alimento exclusivo para su peculiar sabor.
Y es que si bien la política nacional es extrañamente compleja de descifrar, ahora lo es más que nunca, aun con la aprobación de un 60 por ciento en la recta final del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador (pensando en esos números uno pensaría que el partido oficialista arrasaría como en el 2018), aun diciendo que AMLO no estuvo en las boletas presidenciales en las intermedias, todas las mañanas dicta agenda pública y mediática.
Todo con un poco de tiempo se podía leer medianamente con claridad, aun en turbulencias. Sin embargo, Puebla casi siempre ha sido un poco la excepción de la regla desde que el extinto Rafael Moreno Valle fuera gobernador de Puebla, no hay mucha clarividencia (lo cual agradece uno al hacer a un lado tanto charlatán), pero también nos deja claro algunos temas:
- El presidente toma decisiones, única y exclusivamente con el cerebro, más allá de sus afectos. Porque sabe que poder, un poco ha perdido.
- Que la mayoría de las y los mexicanos aman a AMLO, pero no necesariamente a Morena, ni sus candidatas o candidatos.
- Puebla no la puede perder porque es el cuarto estado más grande en cuanto a padrón electoral.
- Resulta con los años ser ahora no solo un excelente estratega mediático sino para político, también.
- Le interesan las lealtades, pero sobre todo hacerse de buenos operadores políticos a ras de piso (como lo es el virtual candidato a gobernador por Puebla, Alejandro Armenta Mier. Y es que se lo demostró cuando pasó la ley del litio sin problema cuando días antes la energética no pasó en la Cámara baja y hace tres días con muy poco margen a favor, se aprobó el presupuesto 2024).
- Refrenda una manera de gobernar autocrática y ello aumentará.