Néstor tiene el sueño de convertirse en gobernador, lo platica en todas las mesas en las que participa.
Su plan, con algunas modificaciones, se basa en varios puntos:
Lo primero fue renunciar al PRI, no sin antes dejar a quien será su sucesor en el cargo. Pretende manejar el tricolor con alfiles y personajes que le deben lealtad. En las próximas dos semanas, el Partido Revolucionario Institucional contará con un nuevo representante en Puebla, fiel a las indicaciones del senador.
El originario de Quecholac sabe que la ruta de los últimos mandatarios estatales ha sido por la vía de la Cámara alta. En esa lógica, su llegada al Senado aviva sus aspiraciones.
Tras asumir su escaño, Néstor entabló amistad con algunos funcionarios y empresarios de Nuevo León, quienes lo vincularon con un grupo cercano al poder en Movimiento Ciudadano, y por ahí pretende cerrar la pinza.
Según diversas fuentes, una vez que se renueve la dirigencia nacional de Movimiento Ciudadano en diciembre de este año, Camarillo tendría carta abierta para ir tomando el control en Puebla, donde contaría con el respaldo de Fernando Morales y su padre, don Melquiades, a quien presumió en una fotografía durante la celebración de su cumpleaños.
El cambio de bancada será una de las jugadas que le permitirán consolidar su liderazgo y participación en las decisiones del partido. Ya con la playera naranja, su presencia sería ratificada por el propio Jorge Álvarez Máynez.
Néstor se considera un perfil fresco y joven, que podría acoplarse a la dinámica disruptiva de Movimiento Ciudadano, sin repetir los tropiezos de muchos de los abanderados de 2024 en el estado, quienes no supieron aprovechar el impulso de la marca, los jingles y el posicionamiento nacional.
Con el plan avanzado, participará en la designación de los aspirantes para 2027.
A pesar de no contar con los afectos del “01”, la figura del senador indígena que logró darle la vuelta a Chidiac y a varios de sus compañeros en el pasado, se ha convertido en refugio de actores que no tienen cabida en sus propios partidos. Entre ellos figuran Eduardo Rivera o Roxana Luna, quienes conocieron la derrota bajo las siglas del PAN en las pasadas elecciones y que estarían dispuestos a sumarse a su equipo conforme avancen los tiempos.
Así, la renuncia al partido que lo cobijó en sus pasadas responsabilidades como presidente municipal y diputado federal es apenas el comienzo de una ruta trazada. Veremos cuántas traiciones, giros y volantazos se presentan en el camino.
Varios son los políticos que han brincado de la decadencia del PRI a otros partidos para rescatar su carrera política, pero ¿Camarillo sería un activo o un riesgo? ¿Cómo venderse como “perfil fresco y joven” si viene de la estructura priista más tradicional? ¿Qué escenarios podrían abrirse si Camarillo logra consolidar su paso a Movimiento Ciudadano? ¿Podría realmente aspirar a competir con los perfiles fuertes de Morena en Puebla capital y en el estado?
El sueño y el plan ahí está, faltan las respuestas a las preguntas.
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