No hay duda de que las jornadas de faena y tequio, impulsadas y organizadas por el gobernador del estado, Alejandro Armenta Mier, son muy necesarias en Puebla para beneficio de los ciudadanos.
Porque es con corresponsabilidad como los poblanos podremos alcanzar el estado, el municipio, la colonia, el barrio y el entorno que queremos.
Sin duda el trabajo en equipo es más efectivo que el individual.
Porque trabajan mejor y son más efectivas 100 manos que apenas 10.
Las jornadas de faena y tequio deberían convertirse en una práctica legal con el fin de poder beneficiar, por una parte, los espacios públicos y las comunidades al contar con mano de obra y mantenimiento permanente, y, por otra, para sancionar las malas conductas aplicando trabajo comunitario a quienes cometan faltas –no graves– a la ley y a las normas que rigen la sociedad en todo el estado.
De esta forma, se puede garantizar el embellecimiento, cuidado e imagen de todo nuestro entorno, particularmente de los espacios relacionados con el medio ambiente.
Me parece una excelente idea que los diputados locales se pusieran a trabajar en una iniciativa para reformar la ley y se apliquen sanciones de trabajo comunitario y/o social, faenas y tequio, a quienes cometan determinadas acciones.
Por ejemplo, a los cadeneros, guaruras, porteros, gorilas o como se les llame a los guardias de seguridad que golpearon brutalmente a padre e hijo, según por reclamar un celular que les habían quitado saliendo de la zona de antros de la llamada “Isla de Angelópolis”, se les podría aplicar multa y cárcel, según el estado de salud de los agredidos, pero también trabajo comunitario de faena y tequio.
Además, todos los poblanos en general deberíamos acostumbrarnos a realizar trabajo en nuestra colonia, comunidad o vecindad para tratar de mantener la imagen urbana más limpia y segura.
Porque no es responsabilidad exclusiva del estado hacer todo, porque ni siquiera le alcanzan los recursos.
Eso sí, tiene que garantizar la gobernabilidad, la paz y tranquilidad de toda la sociedad.
Y lo mismo ocurre con las obras que utilizan y de las que gozan los poblanos, porque hay algunas que incluso son parte fundamental de la convivencia social, a pesar de que a estas alturas sigan siendo calificadas como suntuosas, desmedidas, corruptas y caras.
Porque siendo sinceros, si volteamos atrás y muy rápidamente contabilizamos las obras funcionales que han hecho los exgobiernos, se me hace que Morena y la 4T no saldrían bien libradas.
Una de las obras que más se ha criticado pero que más es utilizada por los poblanos es la ciclovía o ciclopista, construida por el morenovallismo.
Esta obra, junto con la Estrella de Puebla, el Museo Barroco, el Paseo de Gigantes, el Parque Metropolitano y el Teleférico han sido fustigadas por el partido Morena pero están abarrotadas por los ciudadanos.
Digan lo que digan, a excepción del Museo Barroco, el resto de esas obras ya son parte de los poblanos y su vida cotidiana.
Lo que falta ahora es más y mejores obras en beneficio de los ciudadanos, porque construyendo y habiendo más espacios recreativos atrás quedará la delincuencia, los vicios, las drogas y las malas acciones.
Sin duda, el deporte, el cuidado de la salud, de los espacios de entretenimiento y recreación es lo que más le conviene a Puebla, sobre todo a los niños y jóvenes.
Hacen falta más obras, aunque sean caras, de beneficio para el estado y sus habitantes. Por ello las faenas y el tequio aportan mucho a la sociedad, a sus ciudadanos y a su entorno.
Me parece necesario dejar ya atrás el discurso de odio a esas mentadas obras suntuosas porque lo que la gente quiere son buenas noticias como la creación de las Casas Violeta, las Casas de Abue, el impulso al deporte, entre muchos otros beneficios.
Los ciudadanos ya están cansados de los discursos y promesas, requieren más acciones y beneficios, soluciones a sus múltiples problemas.
¿A poco no?
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