En política, pocas veces existen los “planes B”. Los gobernadores que buscan mantener el control de sus grupos y heredar el poder saben que necesitan tener cartas fuertes, confiables y con arraigo. Alejandro Armenta, actual gobernador de Puebla, parece haber tomado nota de esa lógica y ha comenzado a mover sus fichas con miras al 2027.
De manera reciente, la revista Campaigns and Elections dedicó su portada a José Luis García Parra, coordinador general de Gabinete. Una señal nada menor. No es casualidad que aparezca allí. Es el banderazo de salida para posicionar a quien, dentro de la administración, es considerado el hombre de mayor confianza del gobernador y pieza clave en el engranaje morenista.
García Parra cuenta con un papel central en la operación política del estado. Su carta de presentación: la cercanía directa con el gobernador y la capacidad de tejer acuerdos hacia dentro del gabinete. En la lógica de la sucesión, se perfila como el “plan A” masculino para disputar la Presidencia Municipal de Puebla capital.
Pero hay otro “plan A” en juego. Laura Artemisa García Chávez, actual presidenta del Congreso local, se ha consolidado como la operadora legislativa más cercana a Armenta. Su figura se fortalece no solo por el peso institucional de presidir la Junta de Gobierno y Coordinación Política, sino también por encarnar la alternativa femenina en un contexto en el que la paridad de género definirá candidaturas clave. Si la balanza interna de Morena y las reglas de paridad obligan a que sea mujer la abanderada, Laura Artemisa encajaría con precisión quirúrgica.
No se trata, entonces, de un plan A y un plan B. Se trata de dos planes A, ajustables según el tablero electoral y la decisión final del partido sobre la designación de género. Ambos perfiles –Parra y García Chávez– son los brazos operativos del gobernador y los garantes de que, gane quien gane la candidatura, el grupo de Armenta mantenga el control político en la capital poblana.
En los próximos meses veremos cómo se intensifica la estrategia de visibilidad. Portadas, entrevistas, presencia en medios y giras acompañando al gobernador. Todo apunta a blindar un escenario: que la Presidencia Municipal de Puebla quede en manos del equipo armentista.
Al final, la pregunta no será quién es el plan A del gobernador, sino qué género decidirá el partido para 2027. Porque los nombres ya están puestos sobre la mesa.