Caminar por Cholula no debería ser un acto de valentía. Y, sin embargo, lo es. Las banquetas maltratadas, rotas o invadidas, se han convertido en trampas cotidianas para quienes tienen la osadía de ir a pie. No importa si se camina con prisa, con bastón o con cuidado: basta un mal paso para terminar en el suelo. Caídas, tropiezos, esguinces o fracturas se repiten una y otra vez. Y, aun así, siguen siendo invisibles. Esta columna no es sobre banquetas, es sobre lo que una ciudad revela con la forma en que trata a quienes caminan por ella.
El gobierno municipal de Puebla anunció en febrero que destinará más de 100 millones de pesos al programa nocturno Bacheando Puebla 2025. Es decir, para el bacheo de calles y avenidas. En otras palabras: para el mantenimiento de las vialidades de la ciudad.
Es correcto. En nuestro país, entre las obligaciones de las autoridades locales está la conservación de las vías públicas, es decir, de calles, avenidas y también de las vías peatonales.
El descuido respecto a los baches y topes se vuelve aún más peligroso en temporada de lluvias. En Puebla y su zona conurbada –como San Pedro Cholula–, hay quienes pensamos que los funcionarios están en contubernio con los fabricantes de amortiguadores. Por eso, la acción anunciada en Puebla capital se celebra, pero también abre preguntas legítimas:
- ¿Cuándo llegará este tipo de acciones a Cholula?
- ¿Cuándo las autoridades de Tonantzintla harán algo similar por nuestra bella ciudad?
Y ya que hablamos de vialidades, vale la pena insistir: las banquetas también son responsabilidad de los ayuntamientos.
En Cholula, las banquetas son más que una preocupación: son un riesgo.
Los árboles las levantan.
Los vecinos las modifican a su gusto.
Y quienes caminan sobre ellas –especialmente adultos mayores, personas con discapacidad, mujeres con carriolas o niños pequeños– terminan sorteando obstáculos que no deberían existir.
Caminar aquí no es un derecho garantizado. Es una prueba de agilidad.
Y eso no es aceptable en una ciudad que presume historia, belleza y turismo.
Las banquetas hablan. Y lo que dicen de Cholula no es bueno.
Hablan de abandono, de olvido, de decisiones que priorizan el coche sobre las personas. Si hablamos de ciudades, hablemos también de quién puede caminar en ellas sin miedo. De quiénes se caen, quiénes tropiezan, quiénes dejan de salir por temor a lastimarse.
No basta con tapar baches para autos si seguimos dejando abiertos los huecos por donde caen las personas. Que también se bachee con dignidad el suelo que pisamos quienes caminamos. Porque no hay ciudad sin peatones. Y no hay dignidad donde no se puede caminar seguro.