Es una lástima que ninguno de los 41 diputados que integran la LIX Legislatura del Congreso del Estado, incluido el director de Comunicación Social, Raúl Reynoso Nuño, se preocupe por brindar facilidades a los comunicadores y reporteros gráficos que cubren la fuente para realizar su trabajo.
Tradicionalmente, los fotógrafos de los distintos medios de comunicación -locales y nacionales- tenían el ingreso al pleno del Poder Legislativo para obtener su material y captar las mejores imágenes a fin de vestir las notas sobre la vida y obra legislativa.
Antes, los reporteros de la lente tenían plena libertad para moverse en la sede del Poder Legislativo, incluso para poder retratar las acciones de cualquier directivo, invitado especial o reportero durante las sesiones ordinarias y extraordinarias.
Se hizo una mala costumbre en este sexenio que tanto reporteros como fotógrafos fuesen encerrados en un corral para dizque poner un orden absurdo que a veces no logra entenderse, o que en el peor de los casos impide el trabajo informativo.
Esto, hay que decirlo, muchas veces limita el trabajo de los comunicadores y reporteros gráficos a tal grado de perder las mejores imágenes, entrevistas y notas que regala un determinado evento.
Sin embargo, en el Congreso local las cosas se han llevado al extremo de controlar lo que los diputados y líderes quieren que sea o no publicado de su fuente, dependencia o poder de gobierno.
Esto, por supuesto, corresponde a una práctica que parece imponer una absurda y ridícula ley mordaza que a nadie conviene, particularmente a la imagen de los señores y señoras diputados poblanos.
Lo peor del asunto, es que ni los legisladores priistas, esos que dizque exigen equilibrios y cero abusos en Puebla, se han atrevido a tomar la bandera de los reporteros, fotógrafos y camarógrafos de los distintos medios poblanos, particularmente.
La legislatura pasada -la LVIII-, encabezada por Mario Riestra Piña, todavía fue más sensible y accesible. Fue, vamos, la que incluso rehabilitó, amplió y decoró la Sala de Prensa del Congreso del Estado, la cual desde administraciones priistas siempre estuvo hecha un muladar.
Aunque ese espacio de prensa en el Congreso también estuvo así por responsabilidad de los propios informadores, por supuesto no por todos, quienes han llegado al grado de descuidar, maltratar y dañar directamente el área de trabajo que es destinada para ellos.
Y es que en el gremio periodístico aldeano hay cada espécimen que da pena mencionar.
Porque en este caso también se vale ser autocríticos y decir que los reporteros son capaces de afectar las mesas de redacción de la Sala de Prensa del Congreso ingiriendo alimentos de todo tipo, desde frituras, memelas, tortas, quesadillas, golosinas y antojitos.
Empero, regresando al tema central de Posdata, hoy por hoy se pretende controlar al gremio al grado de exigir al reportero de la cámara del Congreso dónde tomar la entrevista, qué temas preguntar al diputado y que imágenes captar.
Ojalá que los distintos coordinadores de las bancadas del Congreso del Estado, junto con los líderes y diputados que controlan el Poder Legislativo, se pongan la camiseta de los comunicadores que día a día cubren sus actividades con el mayor ímpetu y amabilidad posible.
La mayoría de los medios y sus reporteros lo único que desean es lograr la mejor entrevista, la imagen más contundente y la exclusiva más trascendente.
Ojalá que la diputada panista Patricia Leal Islas, el diputado Eukid Castañón Herrera, así como Jorge Aguilar Chedraui y el perredista Carlos Martínez Amador, sean más sensibles y accesibles y permitan a los comunicadores realizar su trabajo libremente.
La política en Puebla y los tiempos no están para andarle apretando el pescuezo al enemigo.
Dicen que “el que a hierro mata a hierro muere”.
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La segunda fuga de “El Chapo”
No hay duda, la segunda fuga de Joaquín Guzmán Loera, mejor conocido como “El Chapo Guzmán” es un duro golpe, un gancho al hígado, al gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, quien va en picada en materia de aceptación, imagen y credibilidad.
“El Chapo”, hay que decirlo, puso en predicamento tanto al mandatario nacional como su secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien pende de un hilo en el gabinete de gobierno peñista.
Las preguntas de los 60 millones de recompensa, como esos que ahora ofrece la PGR por información que lleve a “El Chapo”, son: ¿Por qué carajo no lo extraditaron a los Estados Unidos (EU) cuando lo detuvieron?
¿Qué, o quién, los detuvo para no entregarlo a EU?
Ahora sí las declaraciones de Chong y todas las absurdas justificaciones por las que se fugó “El Chapo” resultaron igual de ridículas como lo fue la pelea de Jorge Kahwagi Macari, el ex líder nacional del Panal.
Ese encuentro boxístico que se llevó a cabo en Filipinas, con el que Kahwagi dizque regresó al boxeo profesional.
Sin duda dos acontecimientos grotescos, ni a cuál irle.
En Twitter: @poncharelazo