El Senado de la República arrancó este domingo el proceso para aprobar la reforma judicial sin ninguna modificación para evitar su regreso a la Cámara baja, es así que, con 25 votos a favor y 12 en contra, se avaló en comisiones.
Las Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales y Estudios Legislativos en el Senado comenzaron el análisis y votación de la minuta aprobada por la Cámara de Diputados sobre la reforma al Poder Judicial que, desde el pasado 4 de septiembre, se volvió un tema de discusión central, pero ¿realmente estamos dimensionando la situación?, ¿qué tanto beneficia o perjudica la reforma al país?
La reforma ha sido criticada incluso por la prensa a nivel internacional, como lo han hecho el Washington Post, el New York Times, Reuters, entre otros medios de comunicación, que coinciden en que si la reforma se aprueba y no se ejecuta de manera adecuada, México perderá la legalidad que le queda, al tiempo que también disminuirá la inversión extranjera.
Hay algo que como mexicanos tendríamos que reconocer, y es que, en efecto, el sistema judicial no se ha reformado en muchos años, lo que ha provocado que sea un foco constante de corrupción e impunidad, al menos desde la percepción de quienes han enfrentado un proceso judicial.
Pero lo que propone la reforma judicial del todavía presidente Andrés Manuel López Obrador, parece que tampoco atacará el problema de fondo, es decir, las fiscalías de cada estado, ya que se está centrando desde el ámbito federal y no especifica, de manera clara y concreta, cómo la reforma beneficiaría al Poder Judicial a nivel local.
Desde ahí, esta reforma se denota meramente política al intentar reducir el poder de la Suprema Corte, que fue la que obstaculizó a López Obrador en varias de sus reformas, que fue también el principal motivo que enemistó a Norma Lucía Piña con el titular del Ejecutivo federal.
A este cúmulo de incertidumbre sobre lo que pasará una vez que se apruebe en la Cámara alta, que es casi un hecho, ya que la 4T solo necesita un voto para reunir la mayoría calificada, hay que agregar que la mayoría de los mexicanos desconocemos la función de los tres Poderes de la Unión en general, pero el judicial es el más ignorado, por lo que involucrarnos en los pros y contras parece no tener mayor relevancia, aunque debería tenerla.
La importancia de esta reforma es indiscutible, ya que no solo estamos hablando de elegir a jueces y magistrados por elección popular, o que ganen menos que el presidente, sino que también se podrá ocultar la identidad de los jueces en casos considerados como graves, como aquellos que involucran al crimen organizado, repito, el tema no es menor y tristemente son personas de otras nacionalidades las que le están tomando más seriedad al asunto.
Una de las motivaciones de Andrés Manuel López Obrador para ejecutar esta reforma es que la justicia en México no es pronta ni expedita, y en eso estamos de acuerdo todos, sin embargo, a muchos no nos queda claro cómo y por qué la metodología del voto popular para el Poder Judicial favorecerá la impartición de la justicia.
Será probablemente el miércoles 11 de septiembre la votación final en la Cámara de Senadores, de aprobarse, veremos si la transparencia y la rendición de cuentas, la democracia y la reducción a la corrupción se acaban o, por lo menos, se aminoran, lo menos que esperamos es tener una justicia politizada en la que, nuevamente, los intereses personales sean el eje rector de la política en México.