La próxima elección federal del 7 de junio será una verdadera guerra sin cuartel en la que ganará el partido que acumule menos escándalos, tanto en el ámbito local como nacional. Eso sí, será una batalla parejera entre el PRI y el PAN.
Las propuestas y los proyectos de gobierno, tristemente, han quedado en segundo plano. Al parecer lo de hoy es votar por el partido o el político que menos corrupto sea.
Al PRD, al menos, le va a costar muy caro el cochinero político que tiene en su casa. El tufo de corrupción en el sol azteca provocó una nube que cubre todo el territorio nacional, el caso más sonado es Ayotzinapa.
El futuro político-electoral del perredismo es totalmente negro.
Morena y Andrés Manuel López Obrador, está claro, serán los más beneficiados ante la crisis perredista y de izquierda que existe en el país y en Puebla.
Empero, en la localidad, hay que decirlo, también la batalla electoral será sólo entre el PRI y el PAN, entre el presidente Enrique Peña Nieto (EPN) y el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas (RMV).
Entre dos titanes de la política que no se han enfrentado.
Se avizora una batalla campal sin tregua.
Hasta el momento, el gobernador Moreno Valle lleva la delantera, sus hombres y mujeres, su ejército electoral, se mueve estratégicamente siguiendo una sola línea.
El PAN poblano es controlado por el morenovallismo; el yunque es un ente débil, derrotado, cansado y vapuleado que no sabe cómo sobrevivir.
La capital, aunque el PRI haya amarrado a Ana Teresa Aranda Orosco, creo que no le costará trabajo al ejército del gobernador ganarla completa.
Los cuatro distritos de Puebla serán para RMV.
El PRI de EPN, por supuesto, lo entendió perfectamente y le dejó a su aliado, el Verde, el próximo ridículo electoral en la ciudad.
A los líderes y militantes del partido del tucán, que ni de partido, ni de verdes, ni de ecologistas tienen un pelo, los van a aplastar el día de las votaciones.
Sin duda, Ana Tere haría un mejor papel que Víctor Manuel Giorgana Jiménez, el aspirante del PRI, cedido al Verde, a candidato a diputado federal por el distrito 12.
Ya veremos cómo es que Giorgana la libra para no convertirse en el hazmerreír de la próxima elección en la ciudad.
Por lo pronto, Ángel Trauwitz Echeguren, el gallo del PAN y del gobernador RMV, va en caballo de hacienda rumbo a la próxima elección de junio.
Empero, también, ya veremos si la Doña Ana Tere es capaz de sumarse de lleno al frente priista para tratar de cobrar y consumar la venganza que tanto busca en contra del gobernador del estado.
El escenario no está nada fácil ni para el PRI ni para el Verde ni para Ana Tere. Sus liderazgos se han agazapado y parecen esperar mejores tiempos.
La elección y el resultado de la misma serán interesantes porque abren la puerta a nuevos proyectos.
Es por ello que del resultado de la próxima elección depende el futuro político de muchos, particularmente de algunos líderes priistas como la senadora Blanca Alcalá Ruiz, del diputado federal Enrique Doger Guerrero, de Jorge Estefan Chidiac, quien prácticamente se ha convertido en abanderado del PRI por Izúcar de Matamoros.
Si el PRI pierde su cuarta elección ante el batallón morenovallista está totalmente perdido en Puebla.
Por cierto, ayer el malogrado diputado local del Verde, Juan Carlos Natale López, quien juega doble en esta elección y en su curul del Congreso del Estado, se le insubordinó a su dirigente estatal Juan Pablo Kuri Carballo.
Se le adelantó y confirmó que Ana Tere siempre si jugaría con el PRI y con su partido en la próxima elección.
Con el protagonismo y el colmillo retorcido que caracteriza a Natale, la revelación sobre la candidatura de la Doña pareció más un encargo de sus amigos -para echarlo a perder- que una expresión de alegría por su partido.
Así que mientras Natale se regodeaba anunciando la candidatura de Ana Tere, Juan Pablo Kuri, el disque líder estatal del Verde, permanecía sentado y gozando de su cómoda regiduría.
Dijera el clásico, “pero que asquerosidad es esto, eh”.
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