El Año Nuevo es equivalente a correr un maratón; para algunas personas, resulta un desafío monumental. La distancia de 42 kilómetros y 195 metros pone a prueba el cuerpo y la mente humana y, sin duda, se convierte en una gran metáfora sobre lo que significa empezar a recorrer los nuevos 365 días que nos esperan. Al igual que una persona se prepara para una carrera, cada uno de nosotros nos disponemos a un reto personal: alcanzar nuestras metas, superar los obstáculos y enfrentar nuevos desafíos.
Al principio, nos sentimos llenos de energía, estimulados por la emoción del inicio y con la esperanza de lograr nuestros propósitos. Pero resulta que en la vida, como en un maratón, no es así de simple; la realidad se impone. Queremos que la procrastinación que hemos sembrado por años desaparezca repentinamente y que la falta de hábitos se construya al instante. Es aquí donde entra en juego un ejemplo de perseverancia que se nos presenta en la figura de Germán Silva, ganador del Maratón de Nueva York en dos ocasiones y que recordamos su nacimiento en estas fechas.
Silva nació en la ciudad de Zacatlán en 1968, y antes de conquistar las calles de La Gran Manzana, había participado en los Juegos Olímpicos de 1992 en la ciudad de Barcelona y en el Maratón de Inglaterra dos años después. Como es de dominio público, en 1994 Silva se encontraba en un escenario complicado en la última parte del maratón. Después de liderar toda la carrera junto con su compatriota Benjamín Paredes, en los kilómetros finales de la competencia, Silva erró en la dirección correcta, lo que provocó que tuviera que corregir el rumbo. Los valiosos segundos que perdió parecían determinantes en la resolución de la carrera. Sin embargo, el atleta poblano optó por enmendar el trayecto, continuar corriendo y ganar el maratón.
La historia de Germán Silva es un ejemplo de que, en el maratón, como en la vida, nos encontraremos con obstáculos inesperados o con malas decisiones. Sin embargo, lo que realmente define el resultado no son las equivocaciones que cometemos, sino la capacidad de levantarse y seguir adelante.
Al igual que cada atleta, iniciemos este año con un objetivo claro. Sin importar las adversidades o los distractores que tengamos en el 2025, recordemos que somos nosotros los que decidimos si abandonamos, continuamos o ganamos la carrera más importante de todas: la carrera de nuestra vida.
Desde Las Gradas de la Historia, celebramos el inicio del año con la alegría de transmitir la pasión por la Historia y el deporte, una simbiosis que será una píldora de conocimiento y energía para todos aquellos que deseen explorar la intersección entre el pasado y el presente.
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