La historia de dos mujeres nos conmueve y nos mueve a la reflexión sobre los muchos componentes que la han originado.
Nuestro país, inmerso en una inseguridad que se pretende ocultar sin resultados, presenció la imagen de una mujer adulta, extorsionada, secuestrada, encañonada, hincada y obligada por un grupo de los ya incontables de la delincuencia organizada que tiene México, a dar un mensaje grabado y difundido ampliamente en redes sociales, hechos sucedidos en el estado vecino de Veracruz. Apareció muerta días después.
Su historia nos remite a la de muchas mujeres que, si bien como ella tuvieron acceso a una pensión –que la mayoría de las mujeres no tiene porque sus trabajos han estado en la informalidad– la cantidad que reciben es muy menor, tanto que aun después de haber aportado una vida de trabajo, no les alcanza para tener una condición de vida digna, lo que las obliga a regresar al campo laboral a buscar otros ingresos. En México el sistema de pensiones no está resolviendo la vida y las condiciones de las personas adultas mayores y es un gran pendiente de atender por parte de los gobiernos.
Irma Hernández Cruz, es el nombre de la profesora jubilada y taxista, víctima de extorsión, en el mensaje difundido por ella en esa imagen que casi todas, todos vimos, solicita a sus compañeros y compañeras taxistas que paguen las cuotas de extorsión exigidas por los grupos delincuenciales para, como dijo, “…no terminar como yo”.
Y una vez más, las autoridades de todos los niveles que hoy usan el “se está investigando” , que en el sexenio anterior era “se está atendiendo”, minimizan el nivel de inseguridad existente en las entidades federativas y se atreven a declarar que a la profesora no la mataron estos delincuentes, que murió porque sufrió un infarto. ¡Descabellado!, ¿acaso la gobernadora de ese estado, Rocío Nahle, no pudo imaginar siquiera antes de su declaración el estado de presión a la que se vio expuesta y que debió haber vivido una señora de más de 60 años?, ¿pensará la gobernadora que con ese comentario reduce la grave percepción de inseguridad que en algunos municipios de su entidad llega al 78.4%?, ¿o pensará que con eso abona a reducir la percepción nacional de inseguridad que tenemos los mexicanos y mexicanas, que nos sentimos inseguras, inseguros en este país y que llega ya al 63.2% (ENSU, 2025)? Mucho para la reflexión.
En Puebla, la historia de la señora María de Jesús Mundo, que en los últimos tres años se quedó viviendo en la Central Camionera (CAPU), a la espera de la llegada de su hija que nunca regresó. A sus 79 años, fallece sola y en condiciones nada favorables para una mujer de esa edad que durante esos años vivió de lo que le daban las personas que transitan en esa terminal de autobuses.
Expertas y expertos en esta materia señalan que en la vejez las personas están expuestas a la vulneración de sus derechos y son víctimas de abusos, abandono y violencias diversas. El Inegi reveló que casi 8 de cada 10 adultos mayores no reciben atención en sus hogares (ENASIC, 2022), la UNAM refiere que el 16% de las personas adultas mayores sufren abandono y maltrato, y carecen de recursos económicos necesarios para adquirir bienes y servicios (2021), y que el 10% de personas adultas mayores se encuentra en situación de pobreza multidimensional, es decir, con carencias de salud, educación y nivel de vida (Coneval, 2021).
Muchas veces los hechos desmontan narrativas.
Dos historias que reflejan la realidad en que vivimos.
Dos historias que visibilizan problemáticas públicas que deben ser atendidas.
Dos historias para reflexionar profundamente y preguntarnos hasta donde ha llegado nuestro deterioro institucional y, también el individual.
[email protected]
@rgolmedo
Palabra de Mujer Atlixco
rociogarciaolmedo.com