Tres lamentables hechos, dados a conocer el fin de semana pasado, son el reflejo de la grave inseguridad que se vive en Puebla, y de la falta de efectividad de los cuerpos de seguridad encargados de la paz en el estado.
El viernes 4 de julio pasado se publicó un video en redes sociales, en el que se evidencia un asalto ocurrido a un costado del Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec (CENHCH) de la ciudad, en el semáforo ubicado en la 11 Oriente y bulevar 5 de Mayo.
En el video grabado por otro conductor que esperaba el cambio de luces del semáforo se observa cómo un par de sujetos, uno armado con pistola en mano, aprovechan el alto para encañonar al conductor de una camioneta blanca, quien tenía la ventanilla abajo.
El ladrón armado, con sudadera verde y gorra negra, introduce la mano al vehículo, le exige al conductor 170 mil pesos que poco antes había retirado de una sucursal bancaria, correspondientes al pago de la nómina de una empresa, por lo que una vez obtenido el botín se da la vuelta y se va de prisa, mostrando su rostro.
El hecho y el video del robo a plena luz del día se viralizó en redes y generó todo tipo de críticas y comentarios contra la inseguridad pero, sobre todo, en agravio de la autoridad.
Un segundo hecho violento se registró, también el viernes pasado, en el estacionamiento subterráneo de Plaza Solesta, a un costado del centro comercial Angelópolis, donde un par de sujetos a bordo de motocicletas asaltaron a un hombre de 35 años de nacionalidad estadounidense, de nombre Stanley Ho, quien abordaba su camioneta Taos, verde, y quien iba acompañado de su esposa.
Stanley había adquirido poco antes un reloj Cartier en Angelópolis, por lo que los sujetos lo siguieron desde ese momento para después interceptarlo en Solesta, donde le exigieron el reloj y sus pertenencias.
Sin embargo, el extranjero se resistió al atraco, por lo que recibió al menos dos balazos en el pecho y en el brazo, lo que provocó que fuese trasladado al Hospital Puebla, donde tras cinco horas en estado crítico falleció por la gravedad de las heridas.
Según el reporte de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) del estado, y de su titular, Francisco Sánchez González, el asalto y el asesinato del estadounidense fue cometido por una banda de robarrelojes colombianos que opera en Puebla desde hace rato.
Y como ya es costumbre, la autoridad en materia de seguridad solo se comprometió a esclarecer los hechos y dar con los responsables.
Un tercer momento de violencia y grave reflejo de lo que sucede en Puebla se dio la noche del mismo viernes pasado, cuando se encontró el cuerpo encobijado, con visibles huellas de violencia, en inmediaciones de la colonia Excursionista, sobre Periférico Ecológico, de Ana Cristina N., de 35 años de edad.
Los familiares de Ana Cristina informaron que la habían reportado como desaparecida, ya que nunca se ausentaba de su casa y la última vez que la vieron fue cuando salió de su domicilio en la colonia Ex Rancho Vaquerías, de esta ciudad.
Además, el sábado pasado también se encontró el cuerpo sin vida del profesor e influencer Fernando Guadalupe Martínez Bravo, conocido como “El Diablo”, quien fue localizado en un camino de terracería cercano al basurero de la comunidad de Tehuixtla, en la región Mixteca del estado de Puebla.
El hallazgo se dio, por parte de campesinos, a un costado de la carretera federal 190 México-Oaxaca, en el tramo que conecta Izúcar de Matamoros con Acatlán de Osorio.
Fernando Guadalupe, de 42 años, desapareció el pasado 4 de julio cuando salió de la ciudad de Puebla con destino a Acatlán de Osorio. Su último contacto fue a las 23:00 horas con su esposa, a quien le notificó que acababa de salir en su camioneta Kia Seltos gris, modelo 2025, con placas UBY-909-B. Desde ese momento, se perdió todo rastro de él.
Esa es la Puebla de hoy, en la que ni la presencia de la Marina, ni del Ejército, ni de la Guardia Nacional intimidan al crimen organizado, ni mucho menos a las bandas delictivas dedicadas a todo tipo de robos con violencia.
Y ante estos graves hechos, los poblanos nos preguntamos: ¿de qué carajo ha servido la presencia de la Marina en Puebla si las cosas están hasta peor?
¿Qué tan efectivo ha sido tener como secretario de seguridad a un “marino con experiencia” en temas de seguridad?
¿Qué sigue después de ver ya en las calles, en los altos de los semáforos, a hombres armados que te matan si no entregas lo que te exigen?
¿Quién carajo nos defiende y cuida a los poblanos?
Evidentemente, ya es muy grave la inseguridad que se vive en Puebla, porque ¿a quién no lo han asaltado?
¿Hasta cuándo vamos a tener que soportar la grave inseguridad que aqueja a los poblanos, quienes estamos a merced de los delincuentes, locales o extranjeros?
¿Quién va a detener a los colombianos robarrelojes, quienes sin más ni más te asesinan y nadie hace ni dice nada?
No es momento de que las autoridades de Puebla y San Andrés Cholula se echen la bolita de la inseguridad, aunque a la presidenta municipal Guadalupe Cuautle Torres tal parece que solo cuando le conviene dice que Angelópolis le pertenece a su región.
Ojalá que el gobernador Alejandro Armenta Mier, quien solo no puede hacerlo todo, le exija resultados y efectividad a la Marina, porque parece que nos está quedando a deber.
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