¡Vaya sorpresita!, la que vuelve a proporcionar un alcalde en Puebla. Ahora se trata de Gerardo Cortés Caballero, presidente municipal de Cuautempan, municipio ubicado en la Sierra Norte del estado.
El pasado miércoles 7 de mayo, el edil, que hoy aseguran, está prófugo de la justicia, acudió a entrevista al noticiero A Tiempo, ahí le preguntamos, entre otras cosas, por los avances en su administración, donde aseguró que las personas que lo atacaban o ejercían críticas hacia él o su gobierno, no tenían calidad moral para hacerlo.
Resultó que, al parecer, el que no tuvo calidad moral para enfrentar a la justicia fue él mismo, pues dos días después de esa entrevista y la que fuera su última aparición pública, solicitó licencia por 20 días al cargo, huyendo de las autoridades, o al menos es lo que afirman los habitantes.
Un municipio de 11 mil 500 habitantes fue objeto del reflector nacional (otra vez), y no por bueno, sino todo lo contrario, ya que la Fiscalía General del Estado lo vincula al crimen organizado, que derivó en un cateo bajo la carpeta FGEP/EAT/FEISE/PIL-I/00046/2025.
En dicha carpeta, el todavía alcalde reelecto por Morena, Gerardo Cortés Caballero, fue denunciado por presuntas actividades delictivas como extorsión a comerciantes, cobro de piso, robo a transportistas, venta y distribución de drogas. De ese tamaño es el perfil del presidente, el de todo un delincuente.
Y como buen delincuente, durante el cateo que realizó la FGE, en el que además participó el Ejército, la Marina y Policía Estatal, se decomisaron drogas, armas, cartuchos útiles y vehículos, pruebas que van ligadas a las denuncias de los habitantes, quienes aseguran les cobraba piso de entre 200 y 500 pesos por comerciante; robo de mercancías a transportistas y negocios, así como venta y distribución de droga.
La postura que dio Morena era justo la que se esperaba, esa en la que tajantemente subrayan que no permitirán la impunidad, que se suma a la que ofreció el gobernador Alejandro Armenta.
La situación es que no es el primer caso en Puebla con estas características, lo que en automático nos hace pensar que el crimen organizado se ha apoderado de municipios que para muchos parecen insignificantes por ubicación o por relevancia económica, sin embargo, es evidente que no hay un análisis ni un filtro para quienes en un inicio fueron candidatos, y esto aplica para todos los partidos políticos.
No es posible que las estructuras políticas no revisen los perfiles de quienes van a ocupar un cargo público, mucho más si se tienen quejas o denuncias de los habitantes con anterioridad.
Los narcoalcaldes que hasta hace unos años eran leyendas urbanas de municipios de estados del norte hoy son la realidad exhibida en la región central del país, donde Puebla, tristemente, ha destacado.
Ahora solo toca esperar la investigación de la FGE, la detención del presunto delincuente, el nombramiento de un nuevo alcalde y, lo más indispensable, la aplicación de la ley que podría limpiar un poco la tan denigrada imagen política que se tiene.
Una imagen denigrada, porque ahora es más importante enriquecerse y obtener poder ilícitamente que brindar perfiles idóneos para dirigir a los municipios, que, ya vimos, no importa qué tan grandes o relevantes sean, simplemente porque el crimen organizado ya se apoderó de la voluntad de aquellos que siempre vieron en un cargo público la oportunidad de cometer sus fechorías.