La refundación nacional del PAN pareciera una buena noticia para sus militantes en el estado, de no ser porque en muchas otras entidades, particularmente en Puebla, al partido le está sucediendo lo que al PRD y a sus infinitas tribus.
Y es que el albiazul está a punto del colapso y en una de esas hasta de desaparecer, o de sufrir el mismo mal que exterminó al sol azteca –local y nacional–, orillado por la ambición de sus lidercillos.
En el caso de Acción Nacional, su militancia debería estar regodeante con la decisión de refundar y relanzar su partido para intentar recuperar sus espacios políticos, perdidos en, al menos, los últimos 12 años.
Sin embargo, es todo lo contrario, pues en la entidad no existe oposición y menos por parte del PAN poblano, partido que se dedica únicamente a criticar a ciertos personajes, sin tocar con el pétalo de una rosa a la 4T.
Qué lejos está el PAN de hoy al de Rafael Moreno Valle Rosas, el cual organizaba y ganaba elecciones, el que controlaba a El Yunque y a sus protagonistas, el que se mostró imbatible hasta los últimos días de su vida.
Los panistas que controlan el Comité Directivo Estatal parecen más ocupados en tratar de arrasar con todo aquel que les estorba para poder perpetuarse en la dirigencia, que en empezar a reaccionar a las acciones del partido dominante.
Es lamentable que, por las omisiones de los panistas, por la ambición de los priistas y por la presunción de los dueños del partido Movimiento Ciudadano, no exista un verdadero sistema de partidos en el estado, lo que implica que no haya oposición.
Esto, desde luego, ha provocado que Morena se haya impuesto en los últimos comicios federales como un partido dominante, hegemónico y hasta autoritario, el cual se ha hecho de los poderes del estado, tanto el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, además de que gobierna la mayoría de los estados del país.
Los panistas poblanos no supieron organizar una elección tan sencilla para definir a sus consejeros estatales y nacionales, y tuvieron que utilizar los acordeones que tanto le criticaron a Morena.
El dirigente panista en el estado, Mario Riestra Piña, debe recomponer su estrategia para hacerse cargo de su partido, porque evidentemente las cosas no le están saliendo como quisiera.
Y menos si se enfoca solo en criticar, fustigar y denostar al presidente municipal de Puebla, José Chedraui Budib, quien ya dijo públicamente que no se ocupa del PAN poblano porque simple y sencillamente no existe.
Los panistas no deben repetir el patrón y nadar de muertito como lo hizo la anterior dirigencia encabezada por Augusta Valentina Díaz de Rivera Hernández, quien parece haber terminado con la poca militancia panista que había en Puebla.
Ojalá que el PAN poblano no siga siendo el mismo pan con lo mismo que hemos visto desde ya hace rato en la entidad.
Ese PAN que se hace pato, que no cuestiona parejo, que se agacha cuando le conviene, que no critica igual, que se envalentona por cumplir compromisos no cubiertos en tiempo y forma.
De esos panistas nadie quiere en Puebla.
Porque no entiendo de qué sirvió que le arrebataran al Yunque la dirigencia estatal, si el nuevo PAN no iba a ser una oposición hecha y derecha.
Lo único que les faltaba a los panistas es que su último presidente de la república (Felipe Calderón Hinojosa) amenazara con volver y ya lo hizo.
Así que el PAN poblano tiene que renovarse, cambiar de estrategia, despertar, atreverse a ser oposición, reposicionarse, pero, sobre todo, a tener pena y dignidad porque parece que la ha perdido.
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