Fueron muchos los contrastes vistos durante los primeros minutos, las horas y el primer día de las campañas a la gubernatura del estado y a la presidencia municipal de Puebla, donde los candidatos de Morena y el PAN son prácticamente los únicos protagonistas.
Los dos candidatos al gobierno, Alejandro Armenta Mier, de la coalición “Sigamos Haciendo Historia” (Morena-PT-PVEM, FxM y Panal), y Eduardo Rivera Pérez, de la coalición “Mejor Rumbo Para Puebla” (PAN, PRI, PRD, PSI) presumieron su estructura.
Eso sí, con claras diferencias porque durante los primeros minutos del 31 de marzo (00:01) Armenta arrancó campaña en el zócalo de la ciudad, junto con Pepe Chedraui, el candidato de Morena al gobierno de la ciudad.
Evidentemente, los morenistas les ganaron el momento a sus contrincantes del PAN, Eduardo Rivera y Mario Riestra Piña, quienes prefirieron hacer proselitismo hasta la mañana del mismo día, en la Plaza de la Victoria, ubicada en Los Fuertes de Loreto y Guadalupe.
Eduardo Rivera decidió lanza un video con 10 propuestas de campaña y con sendas críticas a Morena y a sus abanderados.
Sin embargo, durante los siguientes eventos, en los que estuvieron las respectivas candidatas presidenciales, Claudia Sheinbaum Pardo con Armenta, y Xóchitl Gálvez Ruiz con Lalo Rivera, los contrastes entre ambas campañas se hicieron evidentes.
De entrada, los eventos se realizaron en dos escenarios distintos, el de Armenta fue en Izúcar de Matamoros, en un lugar estrecho que no permitió lucir la concurrencia porque estaba dividida por el espacio.
Se notó en el en lugar algo de desorganización y los múltiples coordinadores armentistas quedaron evidenciados, ya que el espacio debió ser más amplio y la asistencia mucho más copiosa.
En ese sentido, recuerdo el enfado y rabieta del exgobernador Luis Miguel Barbosa Huerta, para con el entonces rector de la BUAP, Alfonso Esparza Ortiz, quien le exigió un evento de la BUAP “descomunal” para su campaña, el cual no llegó por obvias razones.
Armenta, entonces, tiene la obligación de jalarle las orejas a sus coordinadores, de campaña, Rodrigo Abdala Dalrtigues; de promoción al voto, el bonachón Julio Huerta Gómez; de enlace territorial, Samuel García Pala; al de eventos, Misraín Hernández Fernández; y a los responsables de la organización, asistencia y logística, pues justamente el evento armentista de arranque de campaña debía ser descomunal y no fue así.
Ello permitió que la oposición generara la percepción y comparación de que su primer evento de campaña fue mucho mejor que el segundo de Armenta, quien habrá que decir que durante la madrugada ya les había ganado la partida.
Aunque dicen que forma es fondo y percepción es realidad, el inicio de campaña por la gubernatura, evidentemente, no estuvo ni cerrado.
Y fue el mismo Alejandro Armenta quien salió al paso y advirtió que no está confiado, ni mucho menos, por lo que realizará una campaña de propuestas y no de descalificaciones.
Así que si Morena quiere arrasar en las próximas elecciones deberá emplearse a fondo, marginar a la soberbia y no confiarse de más, porque esta vez la mayoría de sus 90, 100 o 110 coordinadores no dejaron sentir su peso.
Y es que unos, como el recién llegado Marcelo García Almaguer, encargado de la agenda digital, han preferido asumir la vieja estrategia del pasado, cuando controlaba, según él, todo Puebla con el morenovallismo.
Porque el famoso “Chelo”, en su afán de ser el protagonista en el equipo de Armenta, ya empezó a pretender aparecer y placearse en los medios, redes sociales y reuniones políticas y sociales, utilizando a sus tontos útiles.
Por cierto, recientemente apareció en redes sociales un encuentro entre él y Juan Manuel Vega Rayet, posando, desde luego, para la foto.
¿Pues que no el Chelo fue el terror de los medios en Puebla, a quienes jodió con aquel estúpido invento del tripack?
¿Por algo se fue del estado durante la era barbosista, o no?
Ojalá que los gurús de la era digital, de los medios, de los estudios de opinión y de las campañas no vengan a joder a los distintos candidatos, a quienes les cobran las millonadas por sus mágicas y fallidas estrategias electorales.
Y es que lo que Morena necesita, al menos en la capital poblana, es penetración entre la gente, la cual tendría que volver a confiar en la 4T y en sus candidatos.
Porque ayer la oposición y sus abanderados, Lalo y Mario, demostraron que no están mancos, que si algo van a cuidar es precisamente la capital y tienen con qué.
Sobre todo porque si algo tienen que defender para aspirar a poder lograr el gobierno del estado es la ciudad y la zona conurbada, ya que Pepe Chedraui sigue avanzando y ganando terreno.
En ese sentido, se deberían meter los cien coordinadores armentistas, quienes, con sus honrosas excepciones, parece que no dan una para su candidato.
Son los mismos integrantes del equipo compacto, del círculo más cercano, los que solos se siguen rifando por su candidato.
¿Y el resto?
¿Entonces para qué madre los nombró?
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Que alguien le diga al ex líder del Congreso del Estado, Eduardo Castillo López, candidato a diputado federal por Izúcar de Matamoros (distrito 14), que no tiene nada contento a Alejandro Armenta, candidato de Morena al gobierno de Puebla.
Porque no es nueva, dicen, la versión de su suplente, Juan Manuel Vega Suck, quien lo acusó de tranzarse el dinero de la movilización para el evento Izúcar y de ser una imposición porque nadie lo quiere como candidato por esa zona.
Se llevan pesadito, ¿verdad?