La UNESCO ha sostenido que la educación transforma vidas y es el impulso para el desarrollo de los países.
Ahí la importancia de las propuestas que en materia educativa forman parte de los cien puntos que presentó la presidenta Claudia Sheinbaum como Agenda de Gobierno.
Si bien habrá que esperar cómo será abordado, será importante conocer cómo se mitigarán los efectos negativos que causó en materia educativa la pandemia del COVID-19, que hasta este momento sus impactos aún no han sido del todo analizados, incluso algunas investigaciones plantean que esta situación no acaba de estabilizarse.
Cómo olvidar que quienes pudieron tener acceso a las herramientas tecnológicas y a cierta estabilidad económica en sus casas fueron quienes pudieron continuar sus estudios; pero que un buen número de familias no tuvo los recursos económicos para contar con esos dispositivos o no tenían acceso a Internet.
La Encuesta Telefónica para la Medición del Impacto del COVID-19 (ECOVID-ED) que realizó el Inegi (2020) menciona que tres dispositivos fueron los medios mediante los cuales las niñas/os y adolescentes tomaron sus clases: 93.1% de viviendas contaban con televisión, 38.3% con computadora o tableta, y 9 de cada 10 tenían un celular.
Algunos datos nos pueden servir para medir la urgencia de atender esta materia. Se ha señalado que “al inicio del ciclo escolar 2020-2021 estaban matriculados 29.4 millones de estudiantes en preescolar, primaria, secundaria y educación media superior y que comparativamente con el ciclo anterior el descenso fue de 2.5% de la matrícula”. En preescolar, una drástica disminución del orden del 8.6%. En primaria incluso desde el 2011 y en secundaria desde el ciclo escolar 2015-2016 de por sí se venían presentando disminuciones, de manera que los efectos en el sistema medio superior llegaron a una disminución del 3.1 por ciento.
Este breve acercamiento a la magnitud de los impactos nos remite a una crisis en la educación de urgente atención si colocamos a la Educación como el medio para la transformación.
El pasado mes de septiembre la ONU publicó las “Recomendaciones del Comité de Derechos del Niño de las Naciones Unidas”, planteando además la necesidad de detectar a los niños y niñas que corren riesgos dentro y fuera de las escuelas.
De manera que todo lo que se ha propuesto hasta ahora ayudará sin duda.
Escuelas que están llamando de horarios ampliados, que es el símil de las escuelas de tiempo completo que lamentablemente fueron canceladas en el sexenio anterior, es una de las propuestas para ser retomadas sobre todo en zonas de escasos recursos; recordemos que los alumnos tomaban ahí alimentos y hay un estudio de UNICEF que documentó que en muchos casos era la única comida que tomaban los niños y las niñas al día. Por supuesto, ayudará en la reducción de las brechas de género en la educación y a evitar que niños/as menores que debieran estar en las escuelas ahora estén trabajando; Puebla ocupa el 4º nivel nacional en este rubro. Ayudará también el paquete de incentivos para la educación básica y media recientemente presentados, en el esquema de becas “Rita Cetina”.
Todo lo anterior pasa también por revisar el presupuesto y crear los mecanismos para incrementarlo derivado de las carencias que en materia de infraestructura tienen, la falta de servicios básicos que presentan las escuelas, la escasez de recursos destinados a la capacitación docente y hay que mirar también los conflictos de violencias y narcoviolencias que están provocando desplazamientos de las familias, pero que también afectan a los maestros y a las maestras que acuden a las aulas sin medidas de protección.
Si bien muchos aprendizajes no pasan por las escuelas; aquellos que sí lo hacen, que sean otorgados mediante procesos de enseñanza aprendizaje cuya finalidad sea la formación integral de quienes serán las próximas ciudadanas y ciudadanos de México, por ello es importante también evaluar periódicamente las estrategias y ajustar el rumbo cuando sea necesario.
Los requerimientos en materia educativa son muchos, de ahí que el reconocer la problemática es un avance para hacer una real transformación que contribuya al ejercicio de todos los demás derechos básicos, ya que el derecho a la educación es eje en el desarrollo de los pueblos.
La educación transforma vidas y todo lo que pueda implementarse para revertir el estado actual del sistema educativo en México incidirá también en la reducción del número de embarazos en adolescentes, en el éxito de la política de disminución de la pobreza que también pasa por la educación, a la reducción de desigualdades, a cerrar los círculos de violencias y de discriminaciones que se ejercen contra las infancias y las adolescencias, mediante un modelo con enfoque de derechos humanos y con perspectiva de género cuya transversalidad poco a poco vaya reduciendo esas barreras estructurales para garantizar entornos seguros.
Importante considerar que aquello que se identificó como acierto o avance, permanezca y que los obstáculos, o incluso deficiencias, se corrijan para garantizar el derecho de las niñas, niños y adolescentes a una educación de excelencia.
Ifigenia Martínez (QEPD) en una parte de su discurso no leído que está siendo difundido decía “(…) Es tiempo de altura de miras, es tiempo de construir nuevos horizontes y realidades” y me parece que si la educación es el medio que transforma vidas y es el impulso para el desarrollo del país, bien vale la pena construir esos nuevos horizontes y esas nuevas realidades.
NOTAS: Indicadores Nacionales de la Mejora Continua de la Educación en México Edición 2021: cifras del ciclo escolar 2019-2020. Principales hallazgos. Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (2021).
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