Ahora que la BUAP está a punto de salir del conflicto estudiantil, la cual la ha mantenido paralizada durante ya casi cuatro semanas, sería bueno que sus máximas autoridades analizaran sus quehaceres e hicieran retrospectiva para descubrir sus errores.
Porque independientemente de que Antorcha Campesina y de que otras “fuerzas” incentivaran y agudizaran el paro, violando la independencia, autonomía, paz y tranquilidad de la institución, es necesario que se corrija lo que no se está haciendo bien.
Desde luego, si hay algo que no está saliendo como debe.
O en su defecto, que se realice con una mejor estrategia basada en las necesidades de toda la comunidad universitaria, en particular de las que más apremian a los jóvenes.
Y es que es un abuso y una chingadera que grupos políticos quieran inmiscuirse en la vida interna de la máxima casa de estudios del estado, por mil razones.
La principal, desde luego, es que grupos ajenos nada tienen que hacer en la vida de una institución educativa, mucho menos cuando se trata de la universidad pública más importante del estado.
Por supuesto, los fantasmas del pasado tampoco pueden rondar y deambular por las facultades, escuelas y diferentes espacios de la institución, no es sano para nadie; más bien, la cordialidad y el diálogo es lo que debe prevalecer.
De hecho, ayer la rectora de la BUAP, la doctora Lilia Cedillo Ramírez, convocó a los estudiantes aún inconformes al diálogo, a privilegiar la negociación, la comunicación y cualquier herramienta para poder lograr acuerdos.
Por algo dicen que hablando se entiende la gente.
Sobre todo si se trata de una universidad tan importante y trascendente como la BUAP.
Empero, también es necesario, insisto, que las autoridades que gobiernan y administran la Benemérita institución se sensibilicen durante lo que resta de su gestión y lo que venga por delante.
Habrá que pensar y cuestionarse, ahora que pase la tormenta en la BUAP, que ojalá sea pronto, ¿hay algo mal en la universidad?, ¿qué es y por qué?, ¿qué se ha descuidado?, ¿qué no se ha atendido?
De la misma forma, se tiene que estudiar a fondo, también, lo que se ha hecho bien, lo que quieren y desean los estudiantes, lo que les gusta y se les ha dado, lo que quieren escuchar de sus autoridades, los temas que les interesan.
La BUAP es mucha institución para que un conflicto la pretenda desestabilizar, para que una agrupación política, ajena a su vida académica, la quiera someter a su voluntad.
Poco a poco se debe entablar y privilegiar el diálogo, particularmente si existe algo que se dejó de hacer en beneficio de los estudiantes, académicos y trabajadores en general.
La forma es fondo, como dijera el clásico.
Afortunadamente, la cordura, la inteligencia y la prudencia están siendo la prioridad de la mayoría de los estudiantes, quienes quieren ya el regreso a clases.
No hay que olvidar que en la BUAP hay un universo de ideas, de pensamientos, de mentes brillantes a las que hay que dirigir y encausar para beneficio de la sociedad poblana.
En la BUAP no hay adivinos, no hay moldes para resolver conflictos, más bien hay madurez, experiencia, trabajo profundo y conocimiento del manejo universitario, de lo contrario, no habría posibilidad de poder resolver el conflicto interno.
Tampoco los medios marcan el rumbo de la institución, mucho menos tienen toda la verdad.
Todas las administraciones en la BUAP están sometidas a prueba y error, porque los ciclos van cambiando, los estudiantes se van modernizando y sus necesidades cada año son distintas en lo particular.
Ya es hora de que en la BUAP las cosas vuelvan a la normalidad.
No hay tiempo que perder, por el proceso de admisión, sobre todo.
A nadie conviene que la BUAP siga en paro.
Es urgente que haya diálogo y solución total en la BUAP.
Al parecer en las facultades de Físico Matemáticas, Computación, Arquitectura, Filosofía y Letras, Psicología y Artes están muy avanzadas la negociación y atención a las peticiones de los estudiantes, por lo que también declinarían ya al paro.
Ojalá que así sea.
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