El estado de Puebla logró un hito histórico: la despenalización del aborto. Este avance representa no solo una victoria en los derechos de las mujeres, sino también un significativo progreso en los derechos humanos de niñas, niños y adolescentes. Quisiera explicar por qué este cambio es crucial para nuestra sociedad.
La defensa de los derechos de los niños no se logra prohibiendo el aborto. De hecho, los niños que no son verdaderamente deseados y que nacen en condiciones indignas están altamente condenados a enfrentar maltrato y negligencia. Por ello, insistimos en que la maternidad debe ser deseada o no será. Esta no es una cuestión de clases sociales o posibilidades económicas, es una cuestión de comprender la gran responsabilidad y el compromiso que implica traer a la vida a otro ser humano.
Si bien algunas familias, debido a sus limitaciones económicas, no pueden ofrecer una vida de opulencia a sus hijos, el hecho de desearlos y amarlos les permite brindar los cuidados y atenciones necesarios para que esos niños crezcan en un entorno seguro y amado. En cambio, los niños no deseados a menudo terminan siendo abandonados o cuidados de manera negligente, lo que los expone a múltiples formas de violencia y limita sus posibilidades de desarrollo saludable y una adultez sana.
Existen numerosas razones por las cuales una mujer puede decidir no llevar a cabo un embarazo, y esto no la convierte en delincuente ni en culpable. La convierte en una persona consciente de su realidad y capaz de tomar decisiones sobre su propio cuerpo. Tener hijos es una experiencia maravillosa, pero solo quienes desean ejercer la maternidad o la paternidad de manera responsable deberían hacerlo.
Por ello, la despenalización y legalización del aborto constituye un avance en los derechos humanos de niñas y niños, al reconocer que quienes nacen deben hacerlo en condiciones dignas, amados y deseados, con la responsabilidad y los cuidados necesarios para convertirse en buenos adultos y ciudadanos.
Es fundamental reconocer que la adopción no es una solución viable al aborto en México, dado que el sistema de adopción no está debidamente regulado ni normalizado. Muchas niñas, niños y adolescentes viven en orfanatos durante toda su vida sin ser adoptados. Además, no contamos con un censo exacto de cuántos menores viven en casas hogar, ya que muchas de estas no están debidamente registradas ni reguladas. La mayoría de estos menores terminan en situaciones de extrema vulnerabilidad, incluidos el crimen organizado y la explotación sexual y laboral. Por lo tanto, enviar a los niños a orfanatos no es la solución.
Las mujeres tienen derecho a elegir, y los niños tienen derecho a ser deseados, amados, respetados y a vivir una vida digna. La despenalización del aborto en Puebla es un paso fundamental hacia una sociedad que reconoce y respeta estos derechos, asegurando que cada niño que nazca lo haga en un entorno donde pueda desarrollarse plenamente como ser humano y ciudadano.
La implementación de políticas que permitan a las mujeres tomar decisiones informadas y conscientes sobre su maternidad es esencial para el bienestar de nuestra sociedad. Este avance legislativo en Puebla es un reflejo del compromiso hacia una sociedad más justa y equitativa, donde los derechos de todas las personas, especialmente de las niñas, niños y adolescentes, son protegidos y promovidos.
La despenalización del aborto no solo garantiza que las mujeres puedan ejercer su derecho a decidir, sino que también propicia que los niños que nazcan lo hagan en un entorno propicio para su desarrollo integral. Este es el camino hacia una sociedad que valora y protege a cada uno de sus miembros, desde su concepción hasta su adultez, garantizando que todos tengan la oportunidad de vivir una vida plena y digna.