El 2025 está por iniciar y todas, todos, desde nuestros diversos espacios y formas de ser, nos hacemos algunas reflexiones sobre el futuro y en muchas ocasiones surge la ansiedad por lo que sucederá en el mañana, que si la salud, que el trabajo, que nuestras familias, que los hijos, hijas, nietos y nietas, hasta sobre la consecución de nuestros retos profesionales.
Muchas de esas reflexiones nos permiten apreciar el presente y nos han permitido también ir reconociendo lo que ya no debe representarnos. Ello inicia con asumir el papel que nos corresponde en el lugar que cada una o cada uno haya decidido vivir, lo que me lleva a recordar la lectura de la novela No me cerrarán los labios de la autoría de Abia Castillo sobre Hermila Galindo, feminista y revolucionaria que asumió siempre orgullosa y con una gran valentía el haber pertenecido al movimiento encabezado por Venustiano Carranza y emprendió en aquella época una lucha feminista por el derecho de las mujeres a votar, a ser electas y por alcanzar otros derechos.
El texto, si bien de ficción, narra eventos que ocurrieron en la vida real recogidos por la autora de diversas obras y fuentes históricas, como lo menciona en su epílogo.
Rescato la pregunta a propósito de esas reflexiones que sobre el futuro, desde el presente, nos hacemos en estas fechas.
Se pregunta la autora, refiriéndose a Hermila Galindo, ¿qué habrá pensado realmente del porvenir de México tras el fin de la Revolución mexicana, después de haber dedicado cuerpo y alma a esa lucha, además de la feminista?
Hoy podríamos preguntarnos ¿qué pensamos hombres y mujeres que habiendo alcanzado ese y otros derechos por los que lucharon mujeres como Hermila Galindo, todavía en muchas ocasiones no acabamos de encontrar el camino para hacerlos efectivos en nuestras vidas?
Porque no solo se trata de que muchas mujeres ocupen posiciones, derecho constitucional paritario en nuestros días; se trata también de que en nuestro día a día ellas, que pudiera pensarse están empoderadas, y el resto de las mujeres nos enfrentamos a experiencias comunes que muchas creen aún deben tolerar, bien se ha dicho: “la construcción del mundo privado forma parte del mundo social” o “lo personal es político”.
En ese mundo privado, la violencia nos toca a las mujeres, pero también pasa por los hombres y esto habla de la urgencia de incidir en un cambio de conductas, tal vez ello nos permita disminuir en el 2025 ese aumento exponencial que se vive.
Tan solo en el estado de Puebla, una entidad que tiene Declaratoria de Alerta de Violencia contra las mujeres, entre el 2021 y el 2024 pasó de 33 a 42 feminicidios y de 74 a 184 homicidios dolosos de mujeres y también va al alza el número de desparecidas: 8 mil 706 contra 8 mil 097 hombres.
Empezando por las instituciones, encontrar el camino sin duda no es fácil, falta mucho por hacer también en nosotras mismas y en los hombres para hacer efectiva nuestra transformación individual y lograr ese cambio de patrones de comportamientos, como esas luchas que narra la novela basada en la vida de Hermila Galindo y asumir el papel de mujeres comprometidas de esta época, porque también como escribió Dietrich Bonhoeffer: “Cuando no actúas, estás actuando”.
Hablando desde el presente, la esperanza está a nuestro alcance, porque el futuro nos atañe a todas y todos.
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Palabra de Mujer Atlixco
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