Cholula, una ciudad con profundas raíces prehispánicas, fue testigo de transformaciones dramáticas a lo largo de la Conquista y la Colonia. Conocida como un importante centro religioso y cultural, sus tierras se vieron disputadas y reconfiguradas en múltiples ocasiones, especialmente tras la llegada de los conquistadores españoles. Esta columna explora cómo la dinámica territorial de Cholula se vio alterada, su relación con la fundación de la ciudad de Puebla, y la resiliencia que mostró en medio de estos cambios forzados.
En 1519, las huestes de Hernán Cortés, acompañadas por un importante contingente tlaxcalteca, arribaron a tierras cholultecas las cuales estaban ubicadas en su camino a la gran Tenochtitlán.
Según algunos autores, la presencia de las tropas españolas aunada a la desavenencia entre cholultecas y tlaxcaltecas tensó las relaciones ambivalentes entre los conquistadores que, finalmente, desencadenaron el conocido etnocidio, seguido de una serie de abusos poblacionales y territoriales por parte de los conquistadores españoles.
Consumada la conquista, con la finalidad de dotar de tierras a los conquistadores, Cortés estableció en el nuevo territorio el repartimiento de indígenas en encomienda y para ello los encomendó a don Andrés de Tapia. En 1529, la Primera Audiencia llevó al cabo una redistribución de las jurisdicciones repartidas a los conquistadores y los cholultecas fueron entregados en encomienda a don Diego Fernández de Proaño y a don Diego Pacheco.
En 1531, la Segunda Audiencia canceló la concesión y convirtió a Cholula en un corregimiento, quedando sus habitantes como tributarios directos de la corona castellana. En ese mismo año se hizo la desagregación territorial de la llanura de Cuetlaxcoapan para fundar la ciudad de Puebla de Los Ángeles, a escasos 8 kilómetros de Cholula. Este hecho contrajo las tradicionales fronteras noreste y oriental del viejo reino cholulteca, las cuales habían conseguido subsistir años después de la invasión española. Así, la frontera se contrajo hasta el curso del río Atoyac rumbo al sur. En suma, la fundación de la ciudad de Puebla fue un profundo golpe que se le asestó en términos territoriales a Cholula, la cual perdió de un plumazo más del 30% de su territorio original.
Los factores que influyeron en el establecimiento del nuevo enclave de poder español (la Puebla española) en territorio cholulteca fueron quizá las prerrogativas que obtuvo Tlaxcala por haber colaborado con los españoles; en segundo lugar, funcionaron las características físicas de la llanura de Cuetlaxcoapan la cual estaba escasamente poblada, contaba con ojos de agua calcárea y estaba irrigada con el agua dulce de una vertiente del río Atoyac.
La edificación de una ciudad española en un punto intermedio entre Tenochtitlán y Veracruz fue de vital importancia para el desarrollo comercial de la Nueva España. Además de sus evidentes ventajas locacionales y regionales, la localización minaba la importancia de los señoríos indígenas en el altiplano entre los que se encontraban Cholula, Huejotzingo, Amozoc, Tepeaca y Tecali.
La construcción de la ciudad de Puebla trajo consigo el uso de la fuerza de trabajo indígena extraída de Cholula. Si bien la corona trató, por diversos medios, de mantener apartados a los indígenas de los colonos españoles el nuevo asentamiento propició el desplazamiento cotidiano de los cholultecas hacia la ciudad de Puebla ya para trabajar, ya para vender o adquirir mercancías.
En 1535, Felipe II ordenó que se reconociese a Cholula bajo la advocación de San Pedro y el 27 de octubre de 1537 Cholula recibió el título de República de indios y desde ese momento quedó subordinada y sometida a Puebla, la ciudad española.
Los conflictos alrededor de los límites territoriales entre la ciudad de Puebla y Cholula hicieron que, a partir de 1546, por orden de Antonio de Mendoza, virrey de la Nueva España, se otorgase poder a Antonio de Cañeda como juez en la división y de las tierras y términos entre la Ciudad de los Ángeles y el territorio de Cholula, para que deslindara los límites entre ambas ciudades.
El nacimiento de San Andrés
Desde principios de la Colonia, el barrio de San Andrés Colomochco, uno de los territorios más grandes de Cholula, cuyos pobladores eran de origen olmeca-xicalanca se mantuvo independiente de la dinámica del resto de los barrios cholultecas.
En 1537 se inició en este barrio la construcción de un convento franciscano para atender a los grupos indígenas que habitaban en la parte sur del valle. La separación fue el reflejo de la división étnica existente entre San Pedro y San Andrés, lo que derivó en la existencia de dos conventos a muy corta distancia y la necesidad de un gobierno doble después de la conquista. Para 1640, San Andrés logró erigirse como curato o cabecera de doctrina, aunque fue hasta 1714 que se le reconoció jurídica y políticamente como República de indios con derecho a elegir a sus propios gobernantes.
Durante el siglo XVII, Cholula se vio afectada por la separación de algunos pueblos. En 1699 lograron separarse Santa Isabel y Santa María Coronango, los que se constituyeron también en curatos o cabeceras de doctrina separadas. Así, a finales del siglo 17 el valle de Cholula se encontraba dividido en diversas jurisdicciones parroquiales; estas eran San Pedro Cholula, San Andrés Cholula, Santa Isabel Cholula y Santa María Coronango.
Cholula es el claro ejemplo de la reconfiguración de su territorio, a pesar de las divisiones, Cholula ha mostrado una notable capacidad de adaptación y resistencia frente a las fuerzas coloniales que intentaron redefinir su territorio y su identidad. Hoy, los límites históricos y las dinámicas de poder que moldearon a Cholula siguen siendo un testimonio de su compleja historia y de la resiliencia de sus habitantes.
*Texto apoyado en Disputas del territorio rural: la Cholula prehispánica frente a la expansión de la Puebla colonial, de J. A. Hernández-Flores y B. Martínez -Corona, Colegio de Postgraduados, Campus Puebla.