Uno de los gratos nombramientos de la nueva administración estatal es sin duda el del joven Maestro en Derecho Carlos Alberto Julián y Ruiz al frente del DIF Estatal. Se trata de una persona con el aval moral que le da el nombre de su señor padre, el licenciado Carlos Alberto Julián y Nacer, uno de los pocos, por no decir prácticamente nulos políticos que además de ser honesto son hombres de familia, hombres decentes y de muy buena voluntad.
Carlos Julián y Ruíz estudió la carrera de Derecho en la Universidad de la Américas, además de haber estudiado un postgrado en España y uno más en la Inglaterra. Es un hombre joven, entusiasta, inteligente, preparado y sobre todo, por encima de todo, leal.
Así se lo demostró a Rafael Moreno Valle desde hace ya varios años; ambos han mantenido una relación permanente de amistad y también laboral, por lo que su nombramiento al lado de la primera dama, Martha Erika Alonso de Moreno Valle, no es ninguna sorpresa y sí una muestra muy significativa del grado de confianza del Gobernador hacia Carlos Alberto Julián.
Sin duda el nuevo responsable de la cara más amable de cualquier gobierno desempeñará un excelente papel, porque tiene la preparación y el consejo sabio para hacerlo. Desde hoy es muy claro que dicha posición no es gratis. Por el contrario no habrá que perder de vista en los próximos años a Julián y Ruíz, pues la proyección que su cargo le permitirá también lo catapultará para posiciones futuras de corte electoral. Si no, al tiempo. Y bien merecido se lo tiene pues ha sido uno de los hombres más leales a Moreno Valle.
Felicidades.
Scrabble Político
* Especialista en extorsión y giros negros llega a Secretaría del PRI
Donde parece que las cosas siguen en penumbras es en el Partido Revolucionario Institucional. Y es que frente a los nombramientos de la nueva administración estatal, donde resaltan títulos y preparación académica, en el tricolor las cosas parecen estar ancladas en el pasado más lóbrego, pasado que ya cobró su factura el 4 de Julio, sin que ello parezca mover un ápice las decisiones de quienes mandan en este instituto político.
La mejor muestra es la reciente incorporación, como Secretario de Prensa y Propaganda, de un sujeto obscuro, servil, presa de la extorsión y el lenocinio, mejor conocido como Carlos Castillo. Su figura, está muy lejos de ser la de hombre ni medianamente culto y mucho menos preparado y ya ni hablar de experiencia.
Su trabajo lo ha basado en el comercio de mujeres, tristemente. Así como en la permanente extorsión a dueños de antros y bares de mala muerte, donde con el pretexto de que es “periodista” o “amigo” de éstos, exige servicios especiales acompañados de litros y litros de alcohol.
Además de esto, obscuro y vil, como es, buena parte de su “trabajo”, lo destina a campañas negras, de bajo, muy bajo perfil que retratan a la perfección su lastimera personalidad.
Recientemente una más de sus víctimas fue el presidente municipal de Tepeaca, Martín Huerta Ruíz, a quien, a través de un boletín de mala muerte enviado a los diferentes correos de reporteros locales, Castillo le intentó “armar” una nota roja, acusándolo de permitir que menores de edad trabajen en bares de aquélla zona.
Lo cierto es que este tipo de campañas rastreras han sido, por años, el modus vivendi, y operandi, del sujeto de marras, pues primero organiza su infiernito, para después acudir con la autoridad en cuestión para auténticamente asaltarla con el pretexto de que requiere de fuertes cantidades monetarias para “detener a la prensa”.
Bien, dicho sujeto, Carlos Castillo, ha llegado a la Secretaría de Prensa y Propaganda del PRI. Sigo sin entender. Segura estoy que Juan Carlos Lastiri no conoce del currículum de este distinguido personaje del bajo mundo del hampa, probablemente por eso accedió a contratarlo, sin saber, sin sospechar, la tremenda lacra a la que le ha abierto las puertas de un partido que urge de oxígeno y gente decente para reestructurarse.