En relación con el proyecto de movilidad urbana sobre el Periférico Ecológico difundido recientemente, caben los siguientes comentarios:
Hoy me parece un proyecto posible y razonable; ciertamente imaginado por gobiernos anteriores, pero en esos momentos, utópico o demagógico por falta de recursos, experiencia e iniciativas, pero sobre todo por la falta de demanda de transporte colectivo masivo real, a resultas de las bajas o muy bajas densidades de las zonas de vivienda, salvo los brotes de vivienda social de una zona representativa del sur. Eso ocurría por entonces, lo que también explica la falta de continuidad sexenal de aquella colosal obra pública.
En efecto, en la medida en que el Periférico completó su arco oriente (gobierno de Marín), más pronto que temprano emergieron asentamientos adyacentes de altas densidades y, consecuentemente, hubo aumentos en los aforos del transporte colectivo, ya no solo del auto particular. Hoy por hoy, los umbrales de demanda del transporte colectivo son altos y hay percepción ciudadana de la necesidad de ampliar ese tipo de transporte, razón por la cual todo proyecto de movilidad metropolitana para generar calidad de vida es bien visto por la ciudadanía. Hay indicios de que desde hace algunos años aparecieron de forma irregular rutas en formación de peseros tolerados, por ejemplo, entre San Pedro y San Andrés Cholula, que cubrían destinos hacia múltiples sitios al extremo sur de Puebla. Los hospitales, los tribunales, entre otros, y en el arco oriental del Periférico algo de eso ocurre también. Hay presencia de cierto servicio de transporte colectivo privado para trasladar la mano de obra a las fábricas, generalmente asentadas en los linderos o en cercanas poblaciones en conexión con la autopista; es decir, el corredor industrial Puebla-San Martín es una realidad más azarosa que organizada.
Por cierto, aquí cabe una pregunta: ¿Por qué las industrias de las recientes décadas han retornado a las aglomeraciones urbanas y no pocas son reacias a asentarse cerca de la autopista? Eso es lo que pasa, por ejemplo, en Huetjozingo, donde la actividad metalmecánica, en vez de ocupar las amplias vacantes del corredor, ha preferido remeterse sobre todo al norte de Huejotzingo, alterando, para bien o para mal, la vida urbana de los pueblos cercanos. Asimismo, la ciudad textil imaginada por el gobierno del licenciado Melquiades Morales se industrializó, pero con industria metalmecánica. (Por cierto, a expensas de un gigantesco huerto que le daba identidad a Huejotzingo, del que ni siquiera se guardó como testimonio un espacio público en su memoria, es decir, un parque urbano o corredor verde alguno). Hoy todo, o casi todo, es de uso industrial entre el aeropuerto y el casco tradicional de su antiquísimo centro, afectado irracionalmente en su patrimonio natural e imagen urbana.
La administración del gobierno de Moreno Valle, caracterizada por su activismo funcional para modernizar la ciudad de Puebla, experimentó varios ejercicios de movilidad metropolitana, siempre con la mira de que fungieran como soportes de sus grandes proyectos. Unos tuvieron éxito, otros no.
Así, el Metrobús, que se ha mantenido en el interior de la ciudad, no pudo, no supo o no quiso sentar sus reales en el Periférico, justamente porque no había demanda de transporte colectivo bien definida entre los municipios de Puebla, San Pedro y San Andrés Cholula.
Por otra parte, el fracaso descomunal de Ciudad Modelo como asentamiento para los trabajadores de Audi acrecentó desde hace más de un lustro todos los problemas de movilidad en la zona metropolitana Puebla-Tlaxcala, que de por sí eran una calamidad. Las prisas nunca han sido buenas consejeras, y con prisas se decidió transportar diariamente a la mano de obra desde la zona metropolitana mediante una prominente flota de cerca de 50 camiones en varios turnos, generando con ello un flujo imprevisto de movimientos pendulares, lo que ha sobrecargado de funciones la zona metropolitana. Esta recarga sobre los sistemas urbanos generó crisis que se acrecienta con la derrama económica de los trabajadores, quienes la hacen sobre Puebla, no sobre la región que genera esa riqueza. Ello, en materia de movilidad, aceleró la emergencia de conexiones defectuosas o discrecionales difíciles de regular y de suplir. De tal manera que los problemas urbanos se aceleraron, al grado que cualquier iniciativa adicional de desarrollo metropolitano nace improbable o es imposible como solución integral. La movilidad metropolitana como solución de fondo es una aspiración que a menudo recibe retórica.
El caso es que al promoverse el proyecto de movilidad metropolitana sobre el Periférico, me parece que sí tiene sentido. Sería una iniciativa innovadora de transporte colectivo moderno porque agregaría valor público a la ciudad, pues justamente mejoraría la calidad de vida de los poblanos. Restaría trabajar en serio un proyecto de movilidad integral para el norte, que es donde los problemas hacen crisis.