Romeo Santos humilla a sus fans en firma de autógrafos
Así como Pepe Madero le hizo el feo a sus fans, Romeo Santos llegó a México para demostrar el poco respeto que le tiene a quienes compran sus discos y siguen su música.
Aunque es de las pocas oportunidades que tienen sus admiradoras para cruzar palabra con él y verlo en persona, él prefirió cuidar su piel y permanecer intacto.
‘El Rey de la Bachata’ llegó muy sonriente y con lentes oscuros, pero una mesa enorme lo separaba de sus fans. Era casi imposible tocarlo, y nada ayudaba el equipo de seguridad, que recorría rápidamente a cada persona.
Los fans tenían que conformarse con juntar sus dedos con los de Romeo para hacer la forma de un corazón, pero nada de besos, abrazos ni hablar con él, como se acostumbra en las firmas de autógrafos.
De hecho, los fans ni podían darle la carátula del disco en la mano, pues los de seguridad eran quienes le acercaban la portada al cantante.
A los fans no les quedó de otra más que tomarlo con humor, aunque las críticas no lo perdonaron.
¿Pues quién se cree?
TV Notas
Así como Pepe Madero le hizo el feo a sus fans, Romeo Santos llegó a México para demostrar el poco respeto que le tiene a quienes compran sus discos y siguen su música.
Aunque es de las pocas oportunidades que tienen sus admiradoras para cruzar palabra con él y verlo en persona, él prefirió cuidar su piel y permanecer intacto.
‘El Rey de la Bachata’ llegó muy sonriente y con lentes oscuros, pero una mesa enorme lo separaba de sus fans. Era casi imposible tocarlo, y nada ayudaba el equipo de seguridad, que recorría rápidamente a cada persona.
Los fans tenían que conformarse con juntar sus dedos con los de Romeo para hacer la forma de un corazón, pero nada de besos, abrazos ni hablar con él, como se acostumbra en las firmas de autógrafos.
De hecho, los fans ni podían darle la carátula del disco en la mano, pues los de seguridad eran quienes le acercaban la portada al cantante.
A los fans no les quedó de otra más que tomarlo con humor, aunque las críticas no lo perdonaron.
¿Pues quién se cree?