La Quinta Columna por Mario Alberto Mejía
A través de uno de sus compadritos, Eduardo Rivera Pérez envió un paquete singular de mensajes: que no está muerto, que no se irá de Puebla, que no tiene miedo a las investigaciones que realiza la Auditoría Superior del Estado sobre las irregularidades detectadas a su administración municipal y que tiene en Antonio Lozano Gracia a su abogado de cabecera.
Quién no recuerda al esposo de la cantante Lupita Pineda en sus tiempos de procurador general de la República.
Nunca en la historia reciente de México hubo un procurador con tantos yerros y tanta carga de humor involuntario.
Corría el sexenio de Ernesto Zedillo.
Diego Fernández de Cevallos -dueño de una jugosa concertacesión al dejarse ganar las elecciones de 1994- puso en la Procuraduría General de la República a uno de los socios de su despacho jurídico: el imberbe Lozano.
Sin experiencia en el tema, quien a la sazón sería conocido por ser el “esposo de Lupita Pineda” puso a Pablo Chapa Bezanilla a investigar un crimen brutal: el de José Francisco Ruiz Massieu, ocurrido afuera del hotel Casablanca, en pleno Paseo de la Reforma.
Con el aval del ahora abogado de Lalo Rivera Pérez, Chapa Bezanilla contrató a La Paca, una vidente de poca monta que es un personaje que está en ese umbral donde se mueven Carmen Salinas y Ana Teresa Aranda.
Dicharachera y mentirosa, La Paca aseguró que los restos que encontró pertenecían a Manuel Muñoz Rocha, a quien se le atribuyó una parte de la autoría intelectual del asesinato.
Las revelaciones de La Paca, Chapa Bezanilla y Lozano Gracia causaron un enorme escándalo, pero su teatro se desvaneció una vez que quedó al descubierto que la vidente había sembrado los restos.
Lo peores que el entonces procurador ordenó la captura de varias personas a partir de las mentiras de su colaboradora, lo que acabó siendo a todas luces ilegal.
Ante tales desaguisados, ante tal ridículo internacional, Zedillo cesó de inmediato a Lozano.
Este es -por si el hipócrita lector tiene corta memoria-el abogado de LalitoRivera Pérez.
A ver si no llega La Paca ahora a la vida pública poblana, una vez que su mentor -aunque usted no lo crea- se dedica al litigio y a defender cadáveres.
Y desde sus sarcófagos, los Yunques juran que están vivos. Muy activos andan los Yunques poblanos.
De entrada, están furiosos porque de una vez por todas les arrebataron su caja chica: el Partido Acción Nacional.
De aquellos prohombres que manejaban tierras y destinos poco queda.
Hoy no son sino caricaturas sin valor en el mercado.
A la campaña que han venido promoviendo en contra del gobernador Moreno Valle v los candados a las candidaturas independientes pretenden sumar ahora a un expanista al que en su momento trataron con la punta del pie: Ricardo Villa Escalera.
Este lunes, Antonio Sánchez Díaz de Rivera le habló por teléfono a don Ricardo en aras de que participe en los spots que están armando sobre las candidaturas independientes.
Toño Sánchez lo invitó a conversar a la casa de otro Yunque en desgracia: Jorge Ocejo Moreno, padre de filigo, quien se construyó una mansión que parece fortaleza de Rico Mac Pato.
Los Yunques están resueltos a salir de sus sarcófagos aunque varios de ellos andan con sus tanques de oxígeno al lado.
Y más: juran que morirán de pie.