La Quinta Columna por Mario Alberto Mejía
Quienes anunciaron el final de las relaciones entre el gobierno estatal y el federal tendrían que explicarnos con peras y manzanas el resultado de la reunión más reciente entre el gobernador Rafael Moreno Valle y el ex canciller José Antonio Meade Kuribreña, convertido desde hace algunas semanas en el poderoso secretario de Desarrollo Social.
Nos dijeron que a partir de que el presidente Enrique Peña Nieto había nombrado a Rosario Robles titular de la Sedatu, como la interlocutora de Moreno Valle con Los Pinos, las cosas cambiarían dramáticamente para el huésped de Casa Puebla, una vez que, como en la batalla contra los franceses, las armas apuntarían ala zona de Los Fuertes.
Los días han pasado y la guerra anunciada no se ve por ningún lado. Al contrario.
En la reunión entre Meade y Moreno Valle sobresalieron otro tipo de luces y mensajes: luces verdes en lugar de las luces rojas.
Y es que el titular de la Sedeso terminó destacando las políticas públicas que el gobierno poblano echó a andar para mejorar los índices en materia de pobreza.
Si los cañones de Los Pinos estuvieran dirigidos a vulnerar Casa Puebla serían impensables dos cosas: la reunión entre ambos personajes y la ponderación como “caso de éxito” que el funcionario hizo del combate a la pobreza instrumentado en el estado.
¿Cómo explicarán esas voces ligadas a la titular de la Sedatu el reconocimiento de Meade? Cero y van Cuatro. Una, dos, tres, cuatro veces ha estado en el Orden del Día de la Cámara de Diputados el punto de acuerdo de Alejandro Armenta relacionado con la ordeña de duetos en Puebla.
Y una, dos, tres, cuatro veces no ha dado tiempo de ser discutido.
La primera vez que el diputado federal priista logró que entrara al Orden del Día envió boletines a la prensa poblana asegurando que había subido ala tribuna.
Varios medios cayeron en la trampa y publicaron el oso. Apesadumbrado, herido por el ridículo, Armenta ya no envió boletín en su segunda intentona.
Qué bueno que no lo hizo, pues él y su compañera Elvia Palomares compartieron esta vez la impotencia y la frustración de querer y no poder.
Vino una tercera vez en la corta vida legislativa de nuestro héroe de Acatzingo.
Y nuevamente la frustración tomó forma de oso: un oso gordo y lento y palurdo.
El colmo es que sus propios compañeros lo exhibieron por cuarta vez, pero ahora en el contexto de la comparecencia de Luis Videgaray en San Lázaro.
En efecto, hipócrita lector: a los ojos de Armenta apareció enlistada su petición de punto de acuerdo una vez que el secretario de Hacienda concluyera su participación.
“Ufff”, habrá escupido nuestro Niño Héroe de Acatzingo.
Algo le hizo entender que otra vez se quedaría colgado.
La duda mata: ¿qué hará cuando por fin suba a tribuna para exponer su tema? ¿Boletinará él punto de acuerdo como novedad? ¿Y qué harán los medios que nos dijeron que lo presentó el 10 de septiembre pasado? ¿Engañarán a sus lectores con otra mentira repetida? Las dudas matan, Sancho amigo.
