Uno de las principales, y más atractivas, funciones del Apple Watch es la de monitorear nuestro ritmo cardiaco -y en general toda la información sobre nuestra salud. Estar al pendiente de dichos datos puede ser la diferencia entre la vida y la muerte, y eso ya quedó demostrado en el siguiente caso.
Paul Houle Jr. declaró sentir dolores de pecho tras una práctica de futbol americano. Después de tomar una siesta, vio en su Apple Watch que su ritmo cardiaco era de 145, lo cual es un número alarmante. De inmediato visitó un hospital donde fue atendido de emergencia porque, en efecto, tenía graves problemas con su corazón, hígado y riñón.
Afortunadamente todo salió bien y pronto fue dado de alta del hospital, pero Houle está convencido de que estaría muerto si el Apple Watch no le hubiera indicado su alto ritmo cardiaco.
El joven afirmó también que su historia llegó a oídos de Tim Cook, quien lo ha invitado a hacer prácticas de verano en Apple, además de obsequiarle un iPhone.
Y así es como las tecnologías de salud en nuestros dispositivos móviles -en este caso, un Apple Watch- pueden salvarnos la vida.