Guadalajara, Jalisco. Adiós pronósticos. La entrega de los Emmy es una de esas ceremonias donde las quinielas muerden el polvo.
Todo mundo apostaba que “Game of Thrones” arrasaría por completo en la entrega, y si bien es cierto que levantó el galardón a Mejor serie, se quedó lejos de dominar una velada donde la gloria quedó repartida entre diversos contendientes.
La ceremonia número 67 de los premios a lo Mejor de la televisión estadounidense vio la despedida de “Mad Men”, que en otros años dominó a placer las categorías dramáticas, aunque en esta edición se tuvo que conformar con llevarse únicamente el trofeo al Mejor actor (Jon Hamm), lo que enmarca un adiós discreto para la serie que desnudó el turbio mundo de la publicidad de mediados del Siglo XX.
“Game of Thrones” llegaba con 10 nominaciones, pero al final los pronósticos de que arrasaría en la velada se quedaron cortos. Sí, se llevó a casa la categoría reina (Mejor serie), así como la de guión y Mejor actor de reparto (que ganó un brillante Peter Dinklage), pero hasta allí.
La épica de fantasía, al final, no logró seducir a los jurados, que también le dieron trofeos a Uzo Aduba (Mejor actriz secundaria por “Orange is the new Black”), y a Viola Davis (Mejor actriz dramática por “How to get away with murder”).
La sorpresa en la fiesta televisiva la dio “Olive Kitteridge”, serie de HBO que se llevó seis premios en la categoría a Mejor serie o película para la pantalla chica. Un campanazo, tomando en cuenta que la favorita en el área era “American Horror Story”, que este año se fue en blanco.
Quizás el punto flaco de los Emmy en su edición 2015 estuvo en su producción. Si bien fue espectacular y con un escenario fastuoso (aunque sin ningún elemento sorprendente), la conducción de Andy Samberg no logró hacer “click” con el público (especialmente en las redes sociales, donde se ganó toneladas de comentarios negativos) ya fuera por lo forzado de sus chistes o la falta de imaginación para hacer menos “pesada” una premiación que duró tres horas.
