Empiezo con una frase de una de las dueñas de Alberto Merlo Martínez -Beto Merlo-: “es necesario que se definan las reglas para que militantes de un partido político que en ocasiones compiten en una elección interna y no ganen, vean como una opción la candidatura ciudadana”.
Este candado lo pidió Angie Navarro, de Puebla Vigila, antes de que Merlo llegara a la candidatura ciudadana por el Distrito VI.
Hoy dice otra cosa y se manifiesta en contra de los candados.
Y más: ella y sus socios -Gabriel Hinojosa, profesores de la Ibero Puebla y militantes del Partido Encuentro Social (PES)- buscan hacer un caldo gordo en aras de enrarecer el ambiente en vías de las elecciones de 2016.
Pero vayamos a los datos para entender el muladar de Beto Merlo:
1) El ex priista Saúl Carreto quiso ser candidato por el PES por el Distrito XII de Puebla en 2015. No llegó. Entonces alguien lo envió como asistente de Beto.
2) Merlo trabajó al lado del inolvidable Pablo Fernández del Campo, dirigente del CDE del PRI. También fue soldado en la Fundación Colosio del PRI. Sus ex compañeros dicen que era servil y servicial. El propio Merlo se jactaba de que él era quien escribía los discursos de sus jefes.
3) María Cid, militante y directiva del PES, le hizo la imagen al candidato ciudadano y no dejaba de tomarle fotos para su “campaña”. También retuitaba todos los altos pensamientos de nuestro personaje. Siempre le dio más importancia a Merlo que al PES, su partido.
4) Antes de que el Instituto Nacional Electoral (INE) le entregara los primeros recursos económicos, Merlo ya empezaba a gastar con singular alegría. Incluso contrató un despacho de videos bastante oneroso al que le pagó puntualmente. Su respuesta era una: “Le hicieron el favor a mi mamá. No le cobraron”. Todos sus colaboradores se preguntaban de dónde salían los dineros. Nadie lo supo nunca y él jamás -hasta hoy- lo confesó. Una semana después de lo acordado, el INE “soltó la lana”, en palabras del candidato ciudadano. Para entonces ya había gastado una muy buena cantidad.
5) Merlo denunció un día que había sido agredido en su propia casa. Que unos tipos armados entraron a su hogar y lo amenazaron. Presentó una denuncia y ninguna prueba. Nadie encontró nada que revelara que había habido violencia. Todo estaba en su lugar. Sus amigos y colaboradores no le creyeron nunca. Jura el candidato independiente que los desconocidos le dijeron que ya se calmara.
6) Desde el principio ignoró a su suplente, Alejandro Solano, quien tenía los mismos derechos que el propietario. Lo hizo a un lado. Lo hostigó. Luego le hizo una campaña negra para quitarle cualquier autoridad moral. Solano exigió cuentas claras en la campaña. Un consejero distrital -Armando Betancourt- prometió transparencia. No lo hizo. Hay versiones de que era amigo de la familia Merlo-Martínez.
7) En la nómina de la campaña sobresalían dos apellidos: Merlo y Martínez. Todos cobraron.
8) Para tener el control absoluto de los dineros de campaña, una mano negra puso al contador Fausto Méndez, quien impidió que Frida Wagner, contadora propuesta por el grupo original, tuviera acceso a los números. Méndez manejó todo de principio a fin.
9) A lo largo de la campaña, Beto Merlo siempre dijo que su madre lo había criado con sus propios recursos y que no tenía la menor cercanía con su padre. Falso. Hay pruebas de que su padre no sólo lo ve sino lo mantiene desde siempre. Negar al padre siempre vende.
10) Esta historia continuará mañana.