Al rendir su segundo informe como rector de la Universidad Iberoamericana Puebla, Fernando Fernández Font acusó que el mal uso del poder ha mostrado evidencias para afirmar que gran parte de la clase política ha extraviado su razón de ser, y que el mal de la corrupción, a través de conflicto de intereses, enriquecimiento ilícito y malversación de recursos, vive en un escenario de impunidad que ha debilitado consistentemente a las instituciones.
En el marco de la ceremonia protocolaria, el directivo admitió que algunas instituciones de nivel superior han caído en el descrédito, pero otras siguen siendo dignas por su presencia crítica.
Desde las mismas, agregó, se debe recobrar fuerza para frenar excesos del mercado, colaborar de cerca para estimular el desarrollo social, dotar a los alumnos de valores que están por encima del dinero, fama y éxito; así como formar líderes preocupados por la sociedad para que acaben con el hambre y enfrentamientos en el mundo.
“La coherencia con principios es lo que hace valiosa una universidad, pero que busque la justicia e igualdad la hace imprescindible”, puntualizó.
Fernández Font consideró que algo similar sucede con la educación, en donde se habla de una visión humanista, de valores, de formación para el bien común y para la ciudadanía, “sin embargo esto no se hace desde los verdaderos intereses de las mayorías excluidas, sino para los intereses de una clase”, expresó.
Expuso que actualmente en México son más de 7 millones de jóvenes que no tienen la oportunidad de estudiar.
