La Quinta Columna Mario Alberto Mejía
El candidato ciudadano Alberto Merlo Martínez fue apoyado durante su reciente campaña a diputado federal por el Distrito VI cuando menos por un político profesional, una universidad privada y una organización no gubernamental, así como por integrantes de un partido político.
En efecto: detrás suyo estuvieron en todo momento Gabriel Hinojosa Rivero, primo hermano del presidente Felipe Calderón y ex alcalde de Puebla; el Departamento de Ciencias Sociales y Humanidades de la Ibero Puebla, a través de Juan Luis Hernández Avendaño; Puebla Vigila, organización a la que el propio Merlo pertenece, y varios integrantes del Partido Encuentro Social, quienes trabajaron en su imagen pública.
Estos mismos encabezaron la firma de un desplegado publicado la semana pasada en el diario Reforma a través del cual protestaron por los candados que el Congreso poblano impuso a las candidaturas ciudadanas.
Merlo Martínez es todo un caso.
De entrada, quien tanto habla a favor de la transparencia no ha rendido cuentas ante el Instituto Nacional Electoral (INE) del millón 66 mil pesos que le entregaron en abril pasado, además de que al decir de algunos ex colaboradores suyos prácticamente no acudía a los actos que le organizaban ni se presentaba a su casa de campaña.
“Beto Merlo se la pasaba en los antros y ‘cheleando’ en su casa. Le daba hueva ir a recorrer colonias”, aseguran quienes lo ven como un “farsante protagónico” que lo único que quiere es ser diputado local en 2018.
Según estas versiones, Estefanía Vázquez, una de las candidatas del Partido del Trabajo que en 2013 se sumaron a la candidatura del priista Enrique Agüera, era quien realmente le coordinaba los escasos actos a los que Merlo acudió.
“Era su voz, su estratega, su asesora”, reveló a quien esto escribe un ex colaborador.
Cómo olvidar las razones que Estefanía dio para apoyar a Agüera: “Me sumo a él porque el proyecto de ciudad que está impulsando tiene mucha afinidad con el del PT”.
Todo mundo la acusó de priista de inmediato y en las redes sociales fue exhibida como “vendida”.}
Hinojosa Rivero y Angie Navarro, de Puebla Vigila, inventaron a Beto Merlo con una idea muy clara: que se convirtiera en el principal crítico de Xavier Albizuri, candidato del PAN por el distrito que terminó ganando la priista Xitlalic Ceja.
Una y otra vez, Merlo arremetió contra el gobernador Moreno Valle, el alcalde Tony Gali y el citado Albizuri.
A la hoy diputada federal no la tocó ni con el pétalo de una declaración.
La historia no tiene pierde.
Gabriel Hinojosa impulsó de entrada a Merlo, a Pame Tajonar, a Bernardo Hinojosa y a otros dos frustrados aspirantes como probables candidatos ciudadanos.
Todos, salvo Merlo, fracasaron en su intentona de reunir las diez mil firmas necesarias.
Beto y doña “Teté” –su mamá– recurrieron entonces a René Escalona González, presidente de la asociación civil Identidad XXI, quien le consiguió las firmas necesarias para su registro sin saber quiénes estaban detrás de la conspiración de opereta.
Al convertirse en candidato ciudadano, Hinojosa convocó a no votar en las elecciones de 2015 “salvo en el caso del Distrito VI, donde va Beto Merlo”.
Todo le pusieron en la mesa a nuestro personaje: un contador ligado al ex alcalde panista, una coordinadora adicta al PRI, una creadora de imagen (María CID, del PES, cuyo líder estatal es un ex funcionario de Hinojosa) y una “ciudadana” ligada a Eduardo Rivera Pérez (Maricarmen Lanzagorta) que fungía como asesora.
En la campaña de Beto Merlo hubo, faltaba más, una doble contabilidad y el apoyo abierto desde la Ibero Puebla del director de su carrera: Juan Luis Hernández Avendaño.
Pero falta la cereza del pastel: nuestro héroe juvenil también pasó por el PRI.
(Esta historia continuará mañana).
