Tal y como lo dijo, así fue. Es imperdonable que por segunda vez se haya fugado “El Chapo”, uno de los capos más buscados en México y Estados Unidos.
En un análisis, el especialista Gabriel Bauducco publicó las incongruencias de las autoridades mexicanas que facilitaron que por segunda ocasión Joaquín Guzmán Loera se burlara de las instituciones carcelarias del país.
En la edición de este lunes “The Guilty Code” refirió que no sólo el capo evitó ser espiado, como ocurre actualmente con gran parte de los personajes públicos del país. De lo contrario, afirmó, se hubiera evitado la fuga de “El Chapo”.
Asimismo, enumeró no sólo el poder de este narcotraficante y la influencia que mantiene, sino la deficiente seguridad en los penales.
Un aspecto que sobresalió fue que no sólo el presidente, Enrique Peña Nieto, tendrá que enfrentar los resultados de la fuga, sino fue él mismo quien condenó esta acción desde su captura en 2014, fecha en que admitió que “una segunda fuga sería imperdonable”.
Desde la madrugada del sábado en México y en el mundo esta es una de las noticias que más han sonado y la historia aún va a dar mucho de qué hablar.
Aquí el material de Gabriel Bauducc
“ESPÍAN A TODOS, MENOS AL CHAPO GUZMÁN
JULIO 13, 2015
LA MÁXIMA SEGURIDAD NO FUE SUFICIENTE Y EL NARCOTRAFICANTE MÁS FAMOSO DEL MUNDO SE LE ESCAPÓ POR SEGUNDA VEZ AL GOBIERNO MEXICANO.
Por Gabriel Bauducco (@GabrielBauducco)
Cuando se supo que la empresa italiana Hacking Team –dedicada al espionaje en línea– prestaba servicios no sólo a algunos gobiernos estatales de México, sino al mismísimo Gobierno Federal, fue obvio que nos espían a todos. Correos electrónicos, mensajes de texto, llamadas telefónicas, redes sociales. Todo de casi todos. “Durante años el gobierno mexicano ha usado una poderosa herramienta cibernética para espiar a los ciudadanos. En teoría nadie escapó al fisgoneo”, publicó la revista Proceso.
Y sólo si a uno le corría horchata por las venas o andaba en sus días optimistas, podía pensar: vaya… con tanto control, debemos estar muy seguros.
Pero parece que nuestros colegas de Proceso se equivocaron o que los espías andaban mas que distraídos. De lo contrario, cómo diablos nadie se enteró que el narcotraficante Joaquín Guzmán Loera planeaba una fuga de película.
¿De verdad el narco más famoso del mundo y sus secuaces construyeron un túnel de 1500 metros, forrado en concreto, con iluminación y un sistema de ventilación sin que absolutamente nadie dentro de un penal de máxima seguridad se diera cuenta?
Abrió un boquete de 50 centímetros de diámetro y –presumiblemente se montó en una especie de motocicleta sobre rieles. Y nada.
“Al prolongarse la no visibilidad del interno, se ingresa a la celda, la cual se encontraba vacía, por lo que de inmediato se emitió la alerta correspondiente por la probable evasión del mencionado recluso”, dice un comunicado oficial.
¿Alguien me explica cómo es que las cámaras –y quienes las monitorean– pueden detectar su ausencia y no pudieron percatarse de la obra necesaria para abrir el boquete?
Parece que no sólo su peligrosidad, sino sus antecedentes, no eran bastantes para que la máxima seguridad del penal en el que estaba preso fuera de verdad máxima. O, peor: ¿esto es lo máximo que pueden?
Mientras escribo este texto –24 horas después de la fuga del narcotraficante más buscado del mundo–, el gobierno sigue sin difundir una fotografía actualizada del sujeto. La más reciente conocida era la del día de su detención, en febrero de 2014.
Y aunque un par de cosas se pueden inferir, es todo especulación: ya no usa bigote (los internos de un penal están obligados a rasurarse el vello facial) y seguramente tiene el pelo canoso (cuando fue atrapado tenía el cabello negro y en uno de los lugares que frecuentaba antes de la detención se encontraron productos para mantener ese negro con el que se lo vio).
Supongo que muchos de ustedes recuerdan que cuando fue atrapado en esta ocasión (porque en realidad ya había sido encarcelado en 1993 pero se había fugado en 2001), también se descubrió la red de túneles que él usaba para salir de sus propiedades. Mejor vamos cambiándole el alias: el chapo es un topo.
Un topo que tiene –publicó el diario El Universal— 288 empresas ramificadas en 11 países, que van desde boutiques, tiendas de recambios de automóviles, parques acuáticos, inmobiliarias, mineras, gasolineras, aerolíneas, empresas turísticas y químicas hasta negocios dedicados a la crianza de avestruces y cultivo de frijol. Razón por la que la revista Forbes llegó a incluirlo entre los hombres mas ricos del mundo, al calcular su fortuna en mil millones de dólares.
Es casi imposible entender esta fuga sin añadir a la ecuación una red de corrupción y complicidades dentro y fuera del sistema de seguridad del penal.
Las especulaciones son más grandes que la información proporcionada hasta el momento. Pero si acaso es verdad que ha recibido protección de altos elementos del sistema de seguridad pública, uno entiende un poco mejor por qué no fue extraditado a Estados Unidos que lo reclamaba para juzgarlo. Sería –sencillamente, una red de protección multidireccional. Se salva de la pena de muerte, y salva a todos los involucrados.
Entrevistado por León Krauze y cuestionado sobre el rumor popular de que El Chapo podría volver a escaparse, el presidente Peña Nieto respondió: Sería imperdonable (…). Es algo que (le digo) todos los días al titular de Gobernación. ¿Lo tienes bien vigilado? Porque es una responsabilidad que tiene a cuestas el Gobierno de la República, que la fuga ocurrida hace unos años nunca más se vuelva a repetir. (sic)”