«Voy a ser profesional y número uno del mundo y tú te vas a acordar», esas fueron las palabras que Lorena Ochoa a la edad de seis años le dirigió al reportero Ricardo Villanueva. ¿Cómo es posible que una niña a una edad tan corta supiera que estaría en la cúspide del deporte de precisión: el golf?
La misma Lorena Ochoa lo detalla en su libro «Soñar en grande. Mi vida, el golf y cómo llegué a ser la número uno del mundo». El éxito que obtuvo fue a raíz de múltiples factores, pero se puede sintetizar en tener a las personas indicadas cerca de ti. En efecto, Lorena comenta que las personas correctas en su vida le permitieron desarrollar tres habilidades fundamentales que todo deportista debe tener: técnica, condición física y mentalidad.
Tener a las personas apropiadas se puede entender como el contexto idóneo que permite a un deportista desarrollarse cabalmente. En el caso de Lorena, contar con el apoyo familiar fue fundamental. Ella conoció el golf por su papá, hermanos y tíos que lo practicaban por hobby, porque vivían a escasos 40 metros del Country Club de Guadalajara. El amor de su papá se reflejó en alentar a Lorena en practicar lo que más le gustara en ese momento, a incentivarla a competir con niños más grandes que ella porque conocía la capacidad de su hija.
A la edad de 8 años y con el consejo de varias personas de que no asistiera Lorena al Junior World International Championship para evitar una frustración deportiva en su carrera, ella y su papá decidieron emprender el viaje a la ciudad de California. El resultado fue asombroso, primer lugar en la categoría de 8 a 10 años, es decir, Lorena le ganó a golfistas más grandes y con más experiencia que ella. La crónica se repitió a los siguientes años, convirtiendo a Lorena en la persona más joven en la historia en ganar cinco veces el campeonato de manera consecutiva. En esta etapa, Lorena ha sido muy clara: realizar en cada momento su mayor esfuerzo, excediendo los límites físicos de su respectiva edad, fue determinante para ir alcanzando los resultados esperados.
De igual manera, un pilar importante en la vida de Lorena fue su entrenador Rafael Alarcón, quien había tenido varios éxitos en el deporte en categorías juveniles. El paso de Alarcón por el golf colegial en Estados Unidos le permitió guiar adecuadamente la carrera de la golfista tapatía. Con su entrenamiento, Lorena fue mejorando el segundo aspecto importante: la técnica.
En repetidas ocasiones Lorena Ochoa ha mencionado que se debe trabajar la parte mental con la misma intensidad que el entrenamiento. Alfredo Nuño, psicólogo especializado en Programación Neurolingüística (PNL) fue el encargado de estar al lado de la tapatía para fortalecer su mente. Señala Lorena que todo deportista, y podría subrayar que toda persona, debe conocerse a sí mismo –un pensamiento muy socrático– para poder enfrentar los escenarios más complicados que nos pueda tocar vivir. De igual manera, la trayectoria de Lorena nos enseña que la autocrítica es fundamental. Solo a través de una reflexión consciente y responsable podremos identificar qué ajustar o cambiar y, en consecuencia, lograr una mejora continua.
Lorena es muy elocuente al describir en su libro que la historia de éxito dista de ser lineal; de hecho, la normalidad se encuentra en los altibajos. Estos se manifiestan como una dualidad constante: momentos de gran alegría y satisfacción enmarcados por situaciones inevitables de frustración y enojo. Ella narra con claridad cómo vivió episodios que la orillaron al borde de la renuncia y de una profunda tristeza, pero que –gracias al apoyo oportuno de las personas correctas y a una mentalidad inquebrantable– logró superar, permitiéndole así continuar su camino.
Hablar de Lorena Ochoa es referirnos a la mejor golfista en la historia de México. Faltarían líneas en esta columna para enumerar todos sus logros: 12 veces triunfadora en torneos universitarios representando a la Universidad de Arizona; primera mujer en coronarse en el Old Course de St. Andrews, considerado como la catedral de ese deporte; ganadora de 27 títulos en la Ladies Professional Golf Association (LPGA); 158 semanas consecutivas siendo la mejor golfista del mundo y, por supuesto, su entrada al Salón de la Fama del Golf Mundial en el 2017.
Por si no fuera suficiente, a través de su fundación que lleva su nombre, Lorena Ochoa ha beneficiado a muchos niños, niñas y adolescentes de escasos recursos a recibir una educación integral y de calidad. No solo es cuestión del otorgamiento de una beca, es acompañar a los estudiantes a utilizar las herramientas necesarias para poder alcanzar su máximo potencial. Y qué mejor ejemplo que Lorena para poder enseñarlo.
La historia deportiva de Lorena Ochoa no ha finalizado, porque al escuchar cada entrevista y poder leer su experiencia de vida continúa inspirando a generaciones de todos los rincones del país. Pocas veces México puede presumir que ha tenido a la mejor deportista del planeta por más de tres años, pero sobre todo, pocas veces vemos la simbiosis de una gran atleta con un gran sentido de responsabilidad y humildad.
Desde las Gradas de la Historia recordamos a Lorena Ochoa en el mes de su cumpleaños. Una deportista excepcional cuyo legado nos enseña que las experiencias difíciles nos permiten fortalecer el cuerpo, la mente y el espíritu para alcanzar la mejor versión de nosotros mismos.
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