El Grupo Minsa, uno de los principales productores de harina de maíz en México, emitió un contundente desmentido ante las denuncias de agricultores que lo señalan como responsable del desplome en los precios del grano.
La empresa, liderada por Altagracia Gómez Sierra, actual presidenta del Consejo Asesor Empresarial y enlace clave entre el sector privado y el gobierno de Claudia Sheinbaum, insistió en que su participación en el mercado es mínima y no le permite determinar las cotizaciones del maíz.
En un comunicado dirigido a sus inversionistas, Minsa aclaró que adquiere apenas el 1% del consumo total de maíz en el país, lo que le impide “definir ni tener la intención de establecer los precios del maíz”. La compañía destacó su compromiso con el abasto nacional: en los últimos seis años, ha comprado cerca de cuatro millones de toneladas de maíz blanco mexicano, importando solo 69.815 toneladas.
“Pagamos precios competitivos a nuestros proveedores y priorizamos el grano local sobre el de exportación”, enfatizó el documento, reconociendo la crisis actual por la caída de precios internacionales y el fortalecimiento del tipo de cambio.
La declaración llega en un momento de alta tensión en el sector agropecuario. Esta semana, campesinos mantienen bloqueos en carreteras y protestas masivas, exigiendo un precio de garantía, así como más seguridad en sus trayectos, asimsimo, piden que se les cubra el 100% del costo de producción, más un 30% de utilidad, pero el gobierno solo ofrece el pago del 50% de la producción.
La compañía afirmó que cuenta con acuerdos directos de comercialización con los agricultores de los estados de Jalisco, Michoacán, Guanajuato, Sinaloa y Campeche.
“Minsa confía en que, con diálogo y buena fe de todos los actores de la cadena de valor, se logrará establecer una solución de largo plazo para atender la problemática que enfrentan los productores de maíz en México”, zanjó.
Minsa defendió su estructura de costos: el precio de la harina representa solo el 35% del valor final de la tortilla, mientras que el resto incluye mano de obra, transporte y otros insumos ajenos a su control. La empresa reporta que el 51% de sus ingresos proviene de industriales de masa y tortilla, el 34% de tostadas y botanas, y el resto de abarrotes y exportaciones. Además, mantiene acuerdos directos con agricultores en cinco entidades clave, “confiando en que el diálogo y la buena fe resolverán esta problemática de largo plazo”.
El mercado de harina de maíz en México sigue dominado por un duopolio entre Minsa y Gruma (Maseca), que juntos controlan alrededor del 90% de la producción, según análisis microeconómicos previos. Esta concentración ha sido señalada como un factor que agrava las desigualdades en la cadena de valor, obligando a productores a negociar en condiciones desfavorables ante intermediarios y bodegas controladas por las grandes harineras.




