El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha aprobado esta semana un borrador de plan de paz de 28 puntos para poner fin a la guerra entre Rusia y Ucrania, elaborado en secreto por altos funcionarios de su administración en coordinación principalmente con enviados rusos, según confirmaron fuentes de la Casa Blanca a medios como NBC News, CNN y The New York Times.
El documento, que aún no ha sido presentado formalmente a todas las partes, incluye concesiones significativas por parte de Ucrania, como la cesión efectiva de territorios en el Donbás (incluidas zonas de Donetsk y Lugansk aún bajo control ucraniano), el posible reconocimiento de la anexión de Crimea y una drástica reducción del tamaño del Ejército ucraniano, hasta la mitad o alrededor de 400.000 efectivos, junto con la renuncia a armamento de largo alcance.
A cambio, el plan ofrece garantías de seguridad respaldadas por Estados Unidos para prevenir futuras agresiones rusas, neutralidad ucraniana respecto a la OTAN y temas como el estatus del idioma ruso o la Iglesia Ortodoxa en Ucrania. Fuentes occidentales describen el borrador como inspirado en propuestas rusas de 2022 (como las negociaciones de Estambul) y en el reciente acuerdo de paz para Gaza impulsado por Trump.
Negociaciones al margen de Kiev y Europa
El principal artífice por la parte estadounidense ha sido el enviado especial Steve Witkoff, quien mantuvo reuniones discretas con el emisario ruso Kirill Dmitriev, directivo del fondo soberano de Rusia. Aunque la Casa Blanca asegura que hubo “algún input” de funcionarios ucranianos, múltiples fuentes, incluidas europeas y ucranianas, afirman que Kiev no participó en la redacción inicial y que el plan se le ha presentado casi como un hecho consumado.
La filtración coincide con la visita sorpresa a Kiev de una delegación militar estadounidense de alto nivel, encabezada por el secretario del Ejército, para discutir estrategia y presionar por avances en las negociaciones.
Reacciones inmediatas
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski confirmó haber recibido el borrador y se mostró abierto a usarlo como “base de discusión”, pero rechazó cualquier acuerdo que implique “capitulación”. Fuentes cercanas a Kiev lo califican de “inaceptable” por beneficiar desproporcionadamente a Moscú
Mientras que el Kremlin minimizó las informaciones y reiteró que sus condiciones, cesiones territoriales, desmilitarización y neutralidad ucraniana, “no han cambiado”. Dmitriev, sin embargo, celebró que “la postura rusa está siendo escuchada de verdad”.
A su vez, la UE reaccionó con alarma. La alta representante Kaja Kallas advirtió que “cualquier plan necesita a ucranianos y europeos a bordo” y que no se aceptará una paz impuesta que ignore a las víctimas de la agresión. Líderes como el alemán Johann Wadephul insistieron en que las negociaciones solo pueden darse “con Ucrania, no sobre Ucrania”.
La Casa Blanca defiende la iniciativa como un esfuerzo por una “paz duradera” y asegura que “ambas partes deberán hacer concesiones”. Sin embargo, el borrador genera temores de que Washington priorice un rápido acuerdo, incluso a costa de Kiev, para cumplir la promesa electoral de Trump de resolver el conflicto “en 24 horas”.
Fuentes estadounidenses no descartan una cumbre Trump-Putin si Ucrania acepta el marco, mientras el conflicto en el terreno continúa, pues el miércoles 19 de noviembre, un ataque ruso en Ternópol dejó decenas de civiles muertos, recordando la urgencia, pero también la distancia entre las partes.




