Alfonso González
Lo dicho, en el PRI poblano las cosas de cara al 2016 pueden complicarse si es que sus líderes no ponen los pies sobre la tierra y moderan el triunfalismo que los invade, la excesiva confianza y el falso escenario que se construyeron luego de los comicios federales del pasado 7 de junio.
Y es que los priistas parecen engañados.
No quieren entender que el aparente triunfo electoral que recién lograron se debió prácticamente al hartazgo de la gente para con algunas decisiones gubernamentales equivocadas que a su resurrección como un partido político.
Si midiéramos la aceptación y simpatía de los ciudadanos para con los procesos electorales en general, para con los partidos, seguro que el tema de las candidaturas ciudadanas saldría ganando.
Los poblanos, como el resto de los mexicanos, ya están hartos de los partidos políticos, de sus engaños, de sus ilusorios dirigentes, de sus mentirosos candidatos, de sus traiciones, de sus corruptelas.
Las candidaturas ciudadanas, en referencia a los procesos electorales, son lo de hoy.
El fenómeno de “El Bronco”, Jaime Rodríguez Calderón, por ejemplo, me parece que pesó, sorprendió e hizo más ruido en la elección federal pasada que el avance de Morena y Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en todo el país.
Pero regresando al tema central de esta edición de Posdata, hay que decir que en el PRI hay un grave exceso de confianza y eso los puede perjudicar.
Sobre todo si a esto le agregamos que ya existen dos grupos que se empiezan a disputar el control del PRI poblano, tal como sucede en el PAN entre el morenovallismo y el Yunque.
Así es.
En el PRI ya hay dos bandos, rudos y técnicos.
Los priistas moderados, los técnicos, los que piensan, analizan las cosas, profundizan, calculan, miden y trazan una estrategia para poder poco a poco ir ganando terreno, primero en su partido y luego en el estado.
Y los desenfrenados, los rudos, aquellos priistas que creen que haber logrado dos diputaciones más que el morenovallismo es haberlo derrotado y herido de muerte.
Esos priistas que piensan que su regreso a Casa Puebla es cosa de tiempo y no de una estrategia bien planeada, de inteligencia, vamos.
En el grupo de los técnicos están ni más ni menos que Alejandro Armenta Mier, candidato federal electo por Tepeaca; Juan Carlos Lastiri Quirós, subsecretario de Sedesol federal; Juan Manuel Vega Rayet, delegado federal de Sedesol; y Javier López Zavala, diputado federal, quien posee su propio partido (PSI) y una estructura, también propia, copiosa en todo el estado.
A los técnicos del PRI, podrían sumarse otros priistas que están pensando en impulsar una nueva generación de políticos y cuadros del PRI para acabar de una vez por todas con los dinosaurios en su partido, con los mismos de siempre, con los que quieren todo sin el mayor esfuerzo, con los que quieren perpetuarse en el poder por encima de lo que sea.
Hay que decir que estos priistas ya pintaron su raya con el marinismo y otras corrientes que parecen favorecidas por sus designios.
Los técnicos del PRI están amparados, además, por el gobierno federal, por Miguel Ángel Osorio Chong, el poderoso secretario de Gobernación del presidente Enrique Peña Nieto (EPN).
A esta nueva ola priistas podrían adherirse incluso diputados como José Chedraui Budib, Víctor Manuel Giorgana Jiménez, diputado federal electo por el distrito 12 de la capital, junto con la mayoría de los delegados federales en Puebla.
Por el lado de los rudos, el grupo lo integra la plana mayor del marinismo, Isabel Allende Cano, la dirigente estatal del PRI; la senadora Blanca Alcalá Ruiz, el diputado federal Enrique Doger Guerrero, quienes, por cierto, son dos de los personajes apuntados ya para disputar la candidatura a la minigubernatura, así como el resto de los priistas que hoy por hoy no tienen mayor peso político.
Ambos grupos priistas -rudos y técnicos- ya trabajan paralelamente en un solo proyecto, el 2016.
Sin embargo, habrá que decir que los técnicos tienen la idea de hacer en el PRI lo que dice aquel viejo y conocido dicho popular: “Renovarse o morir”.
Así que ellos trabajan únicamente con indicaciones directas de Gobernación federal, de Osorio Chong, por lo que no dependen de la dirigencia estatal priista, mucho menos del marinismo.
Será interesante ver cómo es que los dos frentes dirimen sus diferencias y definen al candidato al gobierno el año próximo, pues hay que recordar que tanto Juan Manuel Vega como Armenta también tienen patas para gallos y lo que tienen es gracias a su trabajo y relaciones propias.
Por lo pronto, no le deben nada a nadie.
En twitter: @poncharelazo

