El acuerdo que se alcanzó la tarde-noche de ayer martes para garantizar una elección legal y equitativa de la nueva dirigencia del Sindicato de Burócratas, se debe ver con muchas reservas, ya que hubo un intento de Samuel Aguilar Pala, el secretario de Gobernación, de excluir de ese pacto a la disidencia del gremio encabezada por Martha Rodríguez Salinas, situación que se corrigió –al parecer– por una intervención del gobernador Alejandro Armenta Mier.
No se sabe si esa omisión fue un simple yerro de Samuel Aguilar Pala o si el secretario de Gobernación ya tomó partido en la contienda interna del Sindicato de los Trabajadores al Servicio de los Poderes Públicos y Organismos Descentralizados del Estado de Puebla, que debe renovar su dirigencia antes del próximo 15 de diciembre.
El proceso de renovación del Sindicato de Burócratas se enrareció por el fallido intento que hubo el viernes pasado del secretario general de la organización, Jhovani Oliver Gallo, de imponer un Comité Electoral a modo de la dirigencia, lo que provocó caos y violencia en la asamblea convocada para ese propósito.
Luego de ese episodio quedó un fuerte vació al no poderse constituir el cuerpo colegiado encargado de organizar los comicios del gremio.
Por esa situación, este martes, tuvo que intervenir el titular de la Secretaría de Gobernación para sentar en la mesa de negociación a todos los aspirantes que buscarán competir por la Secretaría General de la representación laboral.
Lo que derivó en un acuerdo para elegir al Comité Electoral –este jueves, en el Centro de Convenciones– mediante una “planilla de unidad”, en la que estén representadas todas las corrientes políticas del sindicato.
Todo habría estado muy bien con esa intervención de Aguilar Pala y el pacto alcanzado, si no fuera por un grave detalle: el secretario de Gobernación llamó a negociar a todo mundo, menos a Martha Rodríguez Salinas, la líder del Movimiento por la Democracia, que es una corriente sindical muy importante, que es apoyada por cientos de trabajadores del ámbito público estatal desde hace siete años y que, en su momento se enfrentó al morenovallismo.
Desde el mediodía de ayer, se supo que desde la Secretaría de Gobernación ya habían sido citados 12 aspirantes a ser candidatos a la dirigencia del sindicato, sin que en esa lista apareciera Martha Rodríguez o cualquier otro líder del Movimiento por la Democracia.
Eso llevó a Rodríguez Salinas a marcar directamente al teléfono celular del secretario de Gobernación, de manera insistente, que incluyó dejarle recados de texto y de voz, sin que hubiera alguna muestra de atención a los mensajes por parte del funcionario.
Tal situación inquietó a los miembros se la disidencia, ya que en muchas ocasiones y por diferentes motivos a lo largo del presente año, Martha Rodríguez se había comunicado directamente con Aguilar Pala y siempre existió una atención inmediata del encargado de la política interna en el estado.
Cuentan algunos miembros del Movimiento por la Democracia que, ante la nula respuesta de Samuel Aguilar, se decidió buscar al gobernador Alejandro Armenta Mier.
No se sabe bien si Martha Rodríguez habló directamente con el titular del Poder Ejecutivo o con funcionarios de su círculo de mayor confianza.
Lo cierto es que, a los pocos minutos que se hizo esa llamada, ya hubo una respuesta de Aguilar Pala para incluir a Rodríguez Salinas en la negociación y el acuerdo que se alcanzó en la tarde-noche de este martes.
Debe preocupar a los sindicalistas lo ocurrido, pues la estabilidad del gremio depende de que haya una elección democrática.
Al final, se debe entender que la disputa por la dirigencia de la representación laboral únicamente se reduce a dos corrientes: la de Jhovani Oliver y la de Martha Rodríguez.
No hay una tercera opción que esté disputando la dirección sindical.
Por lo que dejar fuera a uno de esos dos actores de la contienda interna de los trabajadores de los poderes públicos estatales, es quitarle toda legitimidad y credibilidad a dicho proceso electoral.




