Efekto 10
Ricardo Morales / Serpientes y Escaleras
El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) es otra de las claves dentro del proceso de sucesión que tiene su punto culminante en el 2016.
El dueño de Morena en Puebla es el senador de la República Manuel Bartlett Díaz, exgobernador del Estado y quien se ha convertido en hombre de todas las confianzas de Andrés Manuel López Obrador. Lejos, muy lejos quedaron los años de las diferencias entre ambos personajes.
A su vez, Bartlett deja las decisiones de Morena en Puebla en manos de Ignacio Mier Velasco, exdiputado local y expresidente del PRI en Puebla, precisamente en la era en que ex hombre fuerte de Bucareli, dominó el estado.
Mier y su grupo están muy pendientes de los acontecimientos de Puebla y aunque no tiene una buena relación con Tony Gali, no descartan el poder tener, según se cuenta, un acercamiento con casa Puebla, para lo que se ofrezca.
Hasta el momento y aunque falta mucho para que Morena defina quién va a ser su candidato, se habla de que el senador Bartlett busca impulsar de nueva cuenta a su sobrino político, Rodrigo Abdala D’Artigues, quien será diputado federal en la próxima legislatura que entrará en funciones en el mes de septiembre.
Si se cumple esta versión de que Abdala sea el candidato de Morena, entonces las cosas no se le complicarán a ninguna de las fuerzas hegemónicas, quienes definirán entre los dos, la gubernatura.
En caso contrario, si Morena opta por un perfil más competitivo como podría ser el actual presidente municipal por San Pedro Cholula, José Juan Espinosa, entonces las cosas para Gali se complicarán porque el edil de la ciudad milenaria se enfocaría a ser un crítico permanente de su homólogo.
José Juan abriría un espacio para el PRI y beneficiaría al candidato del tricolor en la lucha por casa Puebla.
Hacer que la elección sea de tercios y con Morena llevando un candidato fuerte, es una de las premisas que el PRI debe de tomar en cuenta, además de lograr la adhesión de Nueva Alianza en el proceso electoral que se avecina.
Por su parte, el gobernador y Gali deben apostar a evitar a toda costa que Morena lleve en las boletas a un candidato competitivo y sumar a la mayor parte de las fuerzas posibles, ya que un aliado importante quedó desmantelado en el pasado proceso electoral federal, el PT de Alberto Anaya, quien se aprestaba a apoyar el proyecto de Moreno Valle en el 2016 y 2018.
Morena y sus nueve puntos que tiene como piso este partido político, son claves en el proceso electoral que se avecina, aunque la prioridad del partido Lopezobradorista, no es el 2016, sino el 2018, fecha en que sí van a “poner toda la carne al asador”, pero esa es otra historia.
Para la elección local que se avecina, Morena sin duda es clave, incluso por arriba del Partido de la Revolución Democrática, al cual rebasó y desfondó en Puebla, para convertirse en la tercera fuerza política en la entidad.
Si Rodrigo Abdala, el sobrino de Bartlett va en la boleta para el 2016 u otro candidato con un perfil menos competitivo, el beneficiado será Tony Gali. Si el partido de López Obrador opta por otra opción, las cosas se volverán interesantes.
Una vertiente más que se debe de agregar a este análisis es la posibilidad de que en el 2016 también aparezca un candidato independiente en las boletas, lo cual haría más interesante el asunto, aunque muchos se quieren reservar para el 2018 como el expresidente municipal Gabriel Hinojosa o el rector de la Ibero, Fernando Fernández Font, al cual un grupo de académicos y organizaciones sociales ve con simpatía, debido a la actitud crítica que ha tenido frente a la administración estatal.
El juego del 2016 se torna interesante y habrá que ver cuál de todos los escenarios aquí planteados, es el que se cumple.